
Las vacaciones están aquí. Y con ellas, ese cóctel de alegría, tiempo libre… y el famoso “¡me aburro!” que suena cada media hora. Si este verano te has propuesto reducir las pantallas y recuperar la cordura, aquí te comparto actividades sencillas, educativas y sobre todo divertidas, que mantendrán a tu pequeño ocupado, estimulado y feliz. Y lo mejor: no necesitas muchos materiales, solo un poco de creatividad (y paciencia).
- Cazadores de tesoros
Una búsqueda del tesoro casera es una forma fantástica de combinar ejercicio, pensamiento lógico y aventura. Puedes esconder pistas escritas a mano en diferentes rincones de la casa o el jardín. Las pistas pueden incluir adivinanzas o pequeños retos. Al final, un premio simbólico (como elegir el postre del día o una corona de cartón) será más que suficiente.
- Mini chefs en acción
La cocina es un aula en sí misma. Permitirles preparar recetas sencillas como galletas, sándwiches creativos o ensaladas coloridas les enseña matemáticas (medir ingredientes), ciencia (ver cómo cambian los alimentos) y responsabilidad.
- Teatro de sombras
Solo necesitas una lámpara, una sábana blanca y tus manos (o recortes de cartón). Montar un pequeño teatro de sombras puede ser tan entretenido como educativo. Los niños pueden inventar historias, ensayar personajes y luego presentar un espectáculo para toda la familia.
- Reto del inventor
Invítalos a crear un invento con objetos reciclados: cajas, tapas, cucharas viejas. No importa si el invento “funciona” o no, lo importante es el proceso creativo. Puedes asignar temas como: “haz una máquina que atrape monstruos” o “construye el mejor refugio para tu peluche”.
- Diario de vacaciones
Un cuaderno y unos lápices de colores pueden ser el comienzo de un diario creativo. Pueden dibujar lo que hicieron en el día, escribir pequeñas historias o pegar hojas, flores secas, etiquetas de lo que descubren. Es una forma estupenda de fomentar la escritura y la reflexión desde pequeños.
- Juegos tradicionales, siempre ganadores
Rayuela, escondidas, stop, cuerda, “veo veo”, “Simón dice”… Son juegos de toda la vida que no solo entretienen, sino que también estimulan habilidades motoras, atención y socialización.
Sobrevivir a las vacaciones sin pantallas es posible si reactivamos el juego libre y creativo. Estas actividades no solo mantendrán ocupados a los niños, también te regalarán momentos divertidos y memorables en familia. Recuerda: no se trata de hacer cosas complicadas, sino de compartir tiempo de calidad. Al final, esos momentos simples son los que más perduran.
Estefanía López Paulín
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