
Todo comenzó al caer la noche del pasado martes 7 de diciembre. Policías Estatales detuvieron a un hombre que viajaba en una camioneta repleta de armas, chalecos tácticos y otros objetos de combate. Nunca imaginaron que se trataba de un jefe del CJNG y que vivirían una noche de balas, sangre y muerte.
El detenido sabía que iban a ir por él, así que permaneció esposado, dejó que le tomaran fotos y que le hicieran preguntas al estilo policiaco: Diga su nombre, a qué grupo pertenece. Mientras eso ocurría, rumbo a Cerritos se armó una caravana de 10 vehículos con hombres fuertemente armados que irían en su rescate.
[VIDEO] A balazos, policía desarticula célula criminal en Cerritos; 4 muertos
Los sicarios del cártel no imaginaron que, ahora sí, las Policías estaban coordinadas y que irían por ellos, que los tenían ubicados en una casa de seguridad en el municipio de Cerritos, de modo que, para la mañana de este miércoles 8, un rino (camión artillado) y agentes bien equipados tenían instrucciones de reventar el nido de sicarios que asolan la región Media y que les alcanzó para llegar hasta Tamasopo, donde, hace algunos días, aparecieron cuatro cuerpos desmembrados.
Videos que se publican en redes sociales y que se riegan en chats de WhatsApp, revelan cómo los vecinos despertaron en medio de las ráfagas de plomo, del intercambio de disparos y del accionar de patrullas y ambulancias. El enfrentamiento duró varias horas. El saldo, al momento, según reveló el secretario general de Gobierno, Guadalupe Torres Sánchez, en un Facebook Live, es de cuatro sicarios muertos y un oficial caído que perdió la vida en combate Aran Jazel Delgado Velázquez, que ofrendó su vida para devolver la paz y la tranquilidad a los potosinos. El joven agente pertenecía al grupo de Fuerzas Especiales y tenía en claro que los potosonos merecemos vivir sin miedo.
Las versiones de los hechos corrieron rápidamente por todo el cibermundo, pero pasado el mediodía, fue el propio gobernador Ricardo Gallardo quien la hizo de vocero de seguridad y permitió a su secretario general de Gobierno confirmar que, en la refriega contra el CJNG, murieron cuatro sicarios y un policía, en tanto que el fiscal, quien viajaba en la misma camioneta, anunció que procedió a aperturar las carpetas de investigación correspondientes a los hechos. “No queremos guerra, queremos vivir en paz” afirmó el mandatario.
Fotografías de los sicarios muertos también circularon y luego la nostalgia de los policías que publicaron la imagen de su compañero caído con algunos reproches y lamentos. Llegaron las 3:00 de la tarde y más fotografías de la casa de seguridad que reventaron los policías estatales comenzaron a evidenciar el nido vacío, pero con muchas evidencias de que, en el lugar, operaba una célula del CJNG. En una fotografía aparecen, dentro de una caja, una tabla con las iniciales del grupo delictivo, en el ámbito del crimen organizado, esta herramienta se utiliza para castigar a quienes no cumplen órdenes o traicionan o para torturar a sus rivales. Cuando la falla es menor sólo los golpean en las nalgas y, así, sin la falta es regular, les rompen las costillas, las rodillas o los brazos y, cuando se trata de algo imperdonable, los matan a tablazos para luego darles el tiro de gracia.
Este es el episodio más relevante de combate al crimen organizado en la incipiente administración del gobernador Ricardo Gallardo Cardona que recibió un estado en manos de la delincuencia después de dos gobiernos priístas que permitieron el florecimiento de diversos grupos delictivos.