La vitamina D ha ganado popularidad en los últimos años debido a sus supuestos beneficios para la salud, que van desde el fortalecimiento de los huesos hasta la prevención de enfermedades graves como el cáncer, la diabetes o la depresión. Sin embargo, expertos advierten que su consumo excesivo y sin supervisión médica puede traer más riesgos que beneficios.
De acuerdo con la Universidad de Harvard, la clave está en la dosis y en la recomendación médica. “Depende de cuánto tomes, por qué lo haces y quién te lo recomienda”, señalaron en una publicación reciente. Aunque la vitamina D es fundamental para la absorción de calcio y fósforo, elementos esenciales para la salud ósea, tomarla todos los días en altas dosis puede ser riesgoso.
La dosis recomendada para la mayoría de los adultos es de 600 unidades internacionales (UI) por día, equivalentes a 15 microgramos. Sin embargo, un estudio publicado en The Journal of the American Medical Association (JAMA) alertó que un número creciente de personas está ingiriendo dosis superiores a las 4,000 UI diarias, consideradas potencialmente peligrosas.
Consumir vitamina D en exceso puede provocar efectos adversos como:
- Hipercalcemia (exceso de calcio en la sangre)
- Cálculos renales
- Depósitos de calcio en arterias o tejidos blandos
- Mayor riesgo de caídas y fracturas en adultos mayores, según un estudio de 2010
Tomada con moderación y bajo supervisión médica, la vitamina D puede ser especialmente útil para:
- Personas con deficiencia diagnosticada
- Adultos mayores
- Individuos con obesidad o piel oscura
- Personas con poca exposición al sol o con condiciones que impiden su correcta absorción
No obstante, los estudios sobre su eficacia en la prevención de enfermedades crónicas aún no son concluyentes. La vitamina D es importante para la salud, pero debe tomarse con precaución y siempre con orientación médica. Automedicarse con suplementos puede ser contraproducente.
