Con bombo y platillo, el presidente municipal de la capital, Xavier Nava, arrancó el programa de instalación de luminarias que contrató a la empresa poblana Trafficlight por 400 millones de pesos pero lo hizo con personal, vehículos, combustible y herramientas del Ayuntamiento capitalino lo que provocó la inconformidad de trabajadores municipales a los que no se les proporciona equipo de protección industrial y, mucho menos, sanitaria.
Según personal de la Subdirección de Alumbrado, la semana pasada recibieron la orden de cambiar las calcamonías de los vehículos de la Dirección de Servicios Municipales. Dichas versiones afirman que no hay personal de Trafficlight realizando el trabajo como lo contempla el contrato firmado el pasado 14 de abril en el que se estipula que los poblanos deben tener sus propias cuadrillas, además de que la empresa debe aportar el personal adecuado y suficiente para la ejecución en tiempo y forma de los trabajos, la maquinaria y el equipo de instalación permanente pero, al menos en el arranque, la instalación de luminarias en la colonia Guanos, se realizó con camionetas, gasolina, personal, grúas y técnicos que pagamos los potosinos cuando, de acuerdo al contrato, se les pagará a los poblanos por tal servicio.
La molestia de los trabajadores del Ayuntamiento radica en que, por el mismo sueldo, a ellos los obligan a desempeñar una labor por la cual se le pagará a Trafficlight quien debe devengar el contrato con personal competente, tanto administrativa como operativamente. Xavier Nava compró a sobreprecio las lámparas LED y, ni siquiera por eso, la compañía hace su labor.
A Trafficlight de México S.A. de C.V., el Ayuntamietno de San Luis Potosí le está pagando 395 millones 500 mil 59 pesos y 32 centavos. De acuerdo con el fallo de la licitación, el 14 de abril firmaron el contrato, el día 15 debieron iniciar los trabajos y el 31 de diciembre de este mismo año deberán concluir la instalación de 50 mil luminarias nuevas en la capital potosina. El recurso para pagar este negocio proviene del Fondo de Aportaciones para el Fortalecimiento de los Municipios y, sí, adivinó, querido lector, el encargado de firmar el fallo de la licitación es el ingeniero José Marco Antonio Uribe Ávila, encargado de la coordinación de Costos y Concursos de Obra Pública del Ayuntamiento de San Luis Potosí, mejor conocido como El Rey del Moche.
En el documento del fallo de la licitación, conocida ya como La Gran Estafa de Nava y sus Secuases, también firma Óscar Óliver Rodríguez Mitre a nombre de la Contraloría Interna (¿será que José Mejía Lira no se quiso ensuciar las manos?). A la presentación del fallo ya no asistieron representantes del Consorcio de Ingenieros de Guanajuato pero aparece una firma atribuida a Constructoria Betulia S.A. de C.V., compañía que se habría prestado a la simulación del concurso.
La sustitución de trabajadores de Trafficlight por empleados del Ayuntamiento para instalar las lámparas es un acto indebido, dicen los quejosos pero, además, advierten, se incurre en delito al quitarle las calcomanías a un vehículo oficial para sustituirlas por propaganda como lo es la frase «En son de paz», arenga de precampaña del alcalde Nava en sus aspiraciones de ser candidato a gobernador, afirman dolidos que Nava resultó peor que Gallardo y que deben aplicarle la Ley de Responsabilidad Administrativa al edil, al contralor, al oficial mayor, al tesorero, al director de Obras y a quienes forman parte de este gran fraude disfrazado de licitación para saquear las arcas municipales.
Amén de que nadie conoce el destino que se le dará a las lámparas, materiales y otros accesorios que se retirarán de la vía pública y que tiene aluminio, cobre, mercurio y otros elementos de valor mercantil.