
El Amazonas es uno de los principales pulmones de nuestro planeta. Se calcula que su capacidad de absorción de dióxido de carbono es de 2,400 millones de toneladas anuales, o lo que es lo mismo, la cuarta parte de todo el carbono que absorben los bosques del mundo.
Sin embargo, esta belleza natural esta en uno de sus peores momentos, debido a una ola imparable de incendios que (no es para menos) esta alertando a los países del mundo.
Según las cifras del Instituto Nacional de Investigación Espacial del Brasil (INPE), en la Amazonía se han detectado 72,843 incendios desde enero de 2019. En equivalencia, los incendios en esta zona han aumentado un 83% contra la cantidad que se presentó en 2018. Desde 2013 se empezó a llevar el conteo de siniestros presentados, y hasta el momento, este 2019 lleva la cifra más alta.
El pasado 9 de agosto, los agricultores del estado brasileño de Pará pidieron un «día de fuego», también conocido como «la queimada», que es una práctica que consiste en realizar «incendios controlados» para limpiar la tierra y crear condiciones favorables para su uso. El problema es que algunos de estos incendios se habrían realizado en zonas no autorizadas, lo que desató, entre otras cosas, que las emisiones de dióxido de carbono se dispararan fuera los niveles considerados como «aceptables».
Y fue precisamente desde ese 9 de agosto que se declaró una emergencia en la selva del Amazonas, esto debido al aumento en los incendios en Mato Grosso y Pará, dos regiones donde la actividad agrícola de Brasil ha penetrado la Amazonía y ha estimulado la deforestación. Los incendios forestales son comunes en la llamada «estación seca», pero también se pueden considerar deliberados, ya que, afirman, los agricultores deforestan ilegalmente tierras para la ganadería.
Arde la #Amazonia : #Brasil reporta incendios forestales récord pic.twitter.com/RVDUiWQ4cz
— Reuters Latam (@ReutersLatam) August 21, 2019
Por si fuera poco, la tasa de deforestación en el Amazonas ha aumentado en los últimos meses. Según las estadísticas de julio, cada tres minutos una extensión de selva tropical del tamaño de un campo de futbol desaparecía. Como consecuencia de esto, Noruega y Alemania dejaron de financiar el «Fondo Amazonas», un programa que busca mantener la sostenibilidad, y que precisamente busca reducir la deforestación.
En los últimos diez días los incendios no han cedido, lo que ha provocado que una enorme columna de humo haya llegado a Sao Paulo desde el pasado lunes, dejando escenas abrumadoras de calles oscurecidas en plena tarde donde los coches han tenido que encender los faros de sus coches cuando aún eran las tres de la tarde.
DIFUSIÓN TOTAL DE ESTAS IMÁGENES
La Amazonia, el pulmón verde del planeta lleva días ardiendo y nadie hace algo al respecto. Recuerdan cuando se quemo Notre Dame? Todo el mundo hizo eco y en pocas horas recaudaron millones para reparar el daño. Y ahora?#PrayforAmazonia pic.twitter.com/iVgPjAqctz— MARINITO (@marinitosoy) August 21, 2019
Ahora mismo las críticas están dirigidas a Jair Bolsonaro, el presidente brasileño que entró en funciones en enero de este año, cuya política ambiental precisamente se centra en el desarrollo de la región amazónica para la agricultura y la minería, ignorando así la preocupación internacional por el aumento de la deforestación y el daño al ecosistema.
A dia de hoy, Bolsonaro ha rechazado la críticas mencionando que «con frecuencia la gente culpa a la ‘estación seca’ de los incendios forestales en la Amazonía, pero eso no es del todo exacto».
El presidente Bolsonaro recientemente despidió al director del INPE, esto después de que el instituto publicara cifras y estadísticas que dejaban claro el aumento en las cifras de deforestación e incendios en Brasil. «Estoy esperando las nuevas cifras, que no serán números inventados. Si son alarmantes, me fijaré en ellos delante de ustedes», mencionó el presidente durante una conferencia de prensa.
Con información de Xataka México.