
El uso excesivo de tabletas y teléfonos celulares entre niños y adolescentes está generando una serie de consecuencias que van más allá del entretenimiento o la comunicación, advirtió el doctor José María Hernández Mata, integrante del Departamento de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) y docente en los niveles de pregrado y posgrado en la especialidad de Psiquiatría.
Para el especialista, el impacto de estas tecnologías es generalizado, pero especialmente grave en menores de edad, ya que interfiere directamente con su desarrollo. “Entre más joven es la persona, más afectación tiene. Las tablets y los teléfonos bloquean procesos del desarrollo”, señaló.
Explicó que estas herramientas, aunque útiles para una comunicación breve, no deben sustituir nunca el contacto humano. “Eso despersonaliza totalmente las cosas y aleja al muchacho o la muchacha de la realidad”, advirtió. Según dijo, el uso desmedido de dispositivos electrónicos crea una dualidad entre el mundo real y el mundo virtual, en donde los menores se refugian en entornos ideales creados por ellos mismos, sin enfrentar los retos de la vida real.
“El joven se sumerge en el mundo virtual y eso crea aislamiento social, fantasías perpetuas y la ilusión de que se puede lograr algo sin esfuerzo. Así se merma su capacidad de lucha, de enfrentar la adversidad, de soportar la frustración”, explicó Hernández Mata. En este sentido, recordó que generaciones anteriores crecieron enfrentando realidades, lo cual fortalecía su carácter.
El especialista hizo un llamado a los padres de familia para que se involucren de forma activa en el uso que sus hijos hacen de las tecnologías. Aconsejó que los momentos sin tabletas se destinen al fortalecimiento del vínculo familiar y al fomento de la lectura, ya que esta última estimula la imaginación sin desconectarlos de la realidad. “Leer permite al joven imaginar y pensar, mientras que en la tablet el pensamiento es mínimo”, añadió.
También se mostró enfático en que el uso de las pantallas debe tener límites claros: “Jamás deben robar el tiempo de comida, el familiar ni el de sueño. Eso provoca que una ventaja de comunicación se convierta en una desventaja para el desarrollo mental y emocional de los muchachos”.
Hernández Mata consideró que una hora diaria de uso, en un horario estratégico, es más que suficiente, aunque reiteró que lo más importante es educar con el ejemplo y con tiempo de calidad. “Uno debe animar y promover, no obligar, porque lo obligatorio termina por convertirse en rechazo”, subrayó.
Sobre la edad adecuada para que los niños tengan contacto con estos dispositivos, fue tajante: “Entre más tarde, mejor. Antes de una tablet, el niño debe estar entusiasmado con la lectura, con pasear con sus papás, con la convivencia”.
También alertó sobre los efectos en el desarrollo cognitivo. “Sí se detiene el desarrollo celular, porque al limitar la imaginación y los procesos mentales, la persona se vuelve lenta en su pensamiento. La inteligencia se hereda, pero se desarrolla con la cultura y la crianza. Si metemos al niño al mundo virtual, se frena su desarrollo cognitivo”.
Finalmente, el doctor Hernández Mata recordó que la educación requiere compromiso. “Nos obliga a invertir, no sólo tiempo, sino nuestra vida. Ser papás, como ser profesor, es algo a lo que uno debe dedicarse por completo. Si no, mejor no se meta”.