La Fuerza Aérea de Ucrania informó que durante la madrugada del sábado el país fue blanco de uno de los ataques más intensos en los últimos meses, con el lanzamiento de 537 drones y 45 misiles por parte de Rusia. Las defensas aéreas lograron interceptar la mayoría de los proyectiles, aunque cinco misiles y 24 drones alcanzaron siete localidades, dejando un saldo de al menos una persona muerta y 22 heridos, entre ellos tres menores de edad.
Los bombardeos impactaron viviendas, negocios y estaciones de servicio en la región de Zaporiyia, donde también resultaron dañadas instalaciones industriales. En la provincia de Dnipropetrovsk, ciudades como Dnipro y Pavlograd registraron incendios tras los ataques, mientras que en la capital se reportaron retrasos ferroviarios debido a daños en la infraestructura. Más al noroeste, en Volinia —cerca de la frontera con Polonia— se registró un ataque masivo de drones sin víctimas confirmadas.
En respuesta, las Fuerzas Armadas de Ucrania lanzaron un contraataque contra dos refinerías rusas consideradas estratégicas para la maquinaria bélica de Moscú. La primera, ubicada en Krasnodar, sufrió múltiples explosiones e incendios; esta planta tenía una capacidad de producción de tres millones de toneladas de petróleo ligero. La segunda, en Syzran (región de Samara), con una capacidad de hasta 8,5 millones de toneladas de combustible, también fue blanco de los bombardeos.
Los ataques cruzados confirman la intensificación del conflicto en los frentes militar y energético, con daños a la infraestructura civil ucraniana y golpes a instalaciones clave de Rusia. El panorama incrementa la tensión en la región y mantiene la preocupación internacional por una posible escalada del conflicto.
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