
En el marco de la conmemoración del Día Mundial del Medio Ambiente, la doctora Mariana Buendía Oliva, coordinadora del eje de Educación e Investigación de Agenda Ambiental de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), ofreció la conferencia “Erradicar la contaminación plástica a través de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)”, en la que abordaron los múltiples impactos del uso excesivo de plásticos y la necesidad urgente de replantear las formas de producción y consumo.
La doctora Buendía, quien ha sido asesora externa de la Agencia Alemana para la Cooperación desde 2014 y colabora con la oficina regional de la UNESCO desde 2018, es también integrante de la Academia Nacional de Educadores Ambientales desde 2019. En su intervención, destacó la importancia de establecer redes de colaboración interdisciplinaria, al subrayar que problemas como la contaminación plástica requieren enfoques complejos y soluciones colectivas. “Es un muy buen arranque de parte de la carrera de Ingeniería Ambiental poder evidenciar esta necesidad”, expresó.
Durante su ponencia, la doctora contextualizó el problema dentro del marco de la Agenda 2030, un acuerdo internacional adoptado en 2015 que establece 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. Estos objetivos, señaló, no pueden alcanzarse de manera aislada, sino que requieren una sinergia entre todos los actores sociales, políticos, económicos y ambientales. “Nos enfrentamos a problemas complejos que requieren soluciones de la misma magnitud. No basta con la tecnología o la ingeniería; se necesita la participación activa de la ciudadanía”, enfatizó.
En relación con el plástico, la doctora Buendía expuso cifras alarmantes: el mundo produce anualmente 430 millones de toneladas de plástico, de las cuales dos terceras partes son de un solo uso. Esto significa que su tiempo de utilidad es efímero, pero sus consecuencias son duraderas. “Cada día se vierten cerca de 2,000 camiones de basura cargados de plástico en los océanos. Aunque parezca lejano, todo está interconectado. Lo que llega al mar regresa a nosotros”, advirtió.
De no cambiar el rumbo, la contaminación plástica podría duplicarse hacia el año 2060. Esta crisis no sólo tiene consecuencias ambientales, sino también sociales, económicas y de salud pública. Por ello, la doctora llamó a adoptar un enfoque de consumo responsable, que considere el ciclo de vida completo de los productos, desde la extracción de materias primas hasta su disposición final.
Uno de los temas centrales de la conferencia fue la necesidad de superar el modelo lineal de producción-consumo-desecho y avanzar hacia una economía circular. Esto implica reutilizar y reincorporar componentes útiles de productos que ya han cumplido su vida útil, evitando así la generación de nuevos residuos y la extracción de recursos naturales. “Muchas veces pensamos que al tirar el plástico al contenedor de reciclaje el problema está resuelto, pero en realidad sólo el 9% del plástico a nivel mundial se recicla. El resto termina en vertederos o en el medio natural, contribuyendo al cambio climático”, explicó.
La doctora también destacó el trabajo del Comité Intergubernamental de Negociación, que desde 2023 ha impulsado un instrumento jurídicamente vinculante para erradicar la contaminación por plásticos, especialmente en el medio marino. Estas medidas buscan responsabilizar a los países desde la fabricación hasta la eliminación de estos materiales, promoviendo una regulación más estricta y efectiva.
Asimismo, mencionó el informe “Cerrar el grifo”, del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, que propone un enfoque sistémico para enfrentar esta problemática. Este informe está disponible en línea y ofrece estrategias claras y medibles para avanzar hacia un planeta libre de plásticos.
Finalmente, la doctora Buendía introdujo el concepto de metabolismo social como una forma de entender cómo las sociedades se apropian del medio ambiente mediante la extracción, transformación, distribución, consumo y disposición de bienes. Esta visión permite comprender que el problema no es simplemente técnico, sino estructural y cultural, y requiere una transformación profunda en la forma en que interactuamos con nuestro entorno.
La conferencia concluyó con un llamado a la acción colectiva. “El futuro depende de decisiones que tomemos hoy. No se trata solo de qué hacer con los residuos, sino de cómo evitarlos desde el principio. El conocimiento, la divulgación y la educación ambiental son nuestras mejores herramientas para lograrlo”.