
El Gobierno del presidente Donald Trump inició nuevos operativos migratorios en Boston y Chicago, dos ciudades lideradas por demócratas que mantienen políticas para proteger a las comunidades migrantes. El aumento en la presencia de agentes federales se produce mientras el mandatario ha amenazado con desplegar también a la Guardia Nacional y a efectivos militares. Los gobiernos locales han rechazado estas acciones, calificándolas de “ilegales” según expertos.
En un comunicado, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) indicó que los operativos se centrarán en detener a “extranjeros criminales ilegales” que, según la dependencia, han acudido en masa a Chicago confiando en la protección de las políticas de la ciudad. La alcaldía de Chicago limita la cooperación con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), pero permite que los migrantes accedan a programas sociales independientemente de su estatus legal.
Defensores de estas políticas señalan que son necesarias para mejorar la seguridad, ya que permiten a los migrantes reportar delitos o abusos sin temor a ser deportados y colaborar con las autoridades. Según medios locales, alrededor de 300 agentes federales se encuentran ya apostados en la estación naval Great Lakes, al norte de Chicago. El exdirector interino de ICE, Tom Homan, aseguró en entrevista con CNN que la administración Trump planea desplegar la Guardia Nacional en Chicago y “otras ciudades santuario” durante esta semana.