
Martes 30 de septiembre, Puebla, PUE.- La tradición dulcera de México es una rica mezcla de influencias culturales, donde convergen recetas ancestrales prehispánicas con sabores traídos de Europa, Asia y África. Dos de estos ejemplos emblemáticos de esta fusión son los macarrones y el dulce de leche, populares especialmente en Puebla.
Aunque su origen se encuentra en otros países, estas delicias se han convertido en bocadillos esenciales dentro de la dulcería nacional mexicana. El dulce de leche tiene raíces en Europa y Asia, donde los pueblos ganaderos crearon dulces derivados de la leche. En India y el sudeste asiático, estos postres siguen siendo tradición, mientras que en Europa, el dulce de leche llegó a España en el siglo XVI durante la expansión española.
Por su parte, el macarrón, nacido en Italia en el siglo XV, viajó hasta Francia y luego a España, para finalmente llegar al territorio novohispano en los siglos XVI y XVII. En Puebla, en conventos y cocinas locales, estas recetas fueron adaptadas y modificadas para crear sabores únicos, como la textura y sabor característico de estos dulces.
En México, los macarrones presentan una gran variedad de sabores y colores, con rellenos que van desde frutas y cremas hasta licores y chocolate. Los dulces de leche varían en consistencia y presentación, incluyendo la cajeta, la leche quemada y el jamoncillo, dulce de pasta de pepita con dulce de leche.