
La búsqueda del sumergible Titán, que duró cuatro días, ha llegado a un trágico desenlace. Según informes, el submarino experimentó una implosión catastrófica en algún momento durante su viaje hacia el naufragio del Titanic, lo que resultó en la muerte instantánea de los cinco pasajeros a bordo.
Las autoridades han confirmado que un vehículo operado por control remoto descubrió en el fondo del mar un campo de escombros que incluye cinco piezas principales distintas de varias secciones del sumergible, ubicadas a unos 500 metros de la proa del Titanic.
Estos hallazgos respaldan informes previos que indicaban que la Marina de Estados Unidos detectó una firma acústica coherente con una implosión el mismo día en que el Titán comenzó su descenso. Inicialmente, la señal fue considerada no concluyente, pero los sensores del lecho marino de la Marina la captaron en el área general donde el submarino perdió la comunicación con su nave nodriza.
Cuando un objeto está diseñado, fabricado y probado, adquiere una forma lo suficientemente cercana a la perfección como para resistir la presión ejercida desde todas las direcciones. En este contexto, el material puede respirar, es decir, contraerse y expandirse según las condiciones de profundidad.
La implosión en sí habría causado la muerte de todos los ocupantes en menos de 20 milisegundos, una velocidad tan rápida que el cerebro humano no puede procesar la información en ese lapso de tiempo.