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¿Decir groserías puede ser beneficioso? Estudios explican cómo:

*Investigadores de la Universidad de Keele, Reino Unido, encontraron que decir malas palabras alivia el dolor

Decir groserías no solo puede ser una reacción natural al dolor, sino que diversos estudios señalan que tiene beneficios, aunque con ciertas particularidades.

Investigadores de la Universidad de Keele, Reino Unido, encontraron que decir malas palabras alivia el dolor. En experimentos con grupos a los que se les pedía repetir groserías frente al dolor, estos mostraron una mayor tolerancia, mayor frecuencia cardiaca y menor percepción de dolor.

Un estudio de la Universidad de Maastricht, Países Bajos, vincula el uso de groserías con la honestidad a nivel individual y social. Según esta investigación, las personas que utilizan más groserías tienden a ser más honestas en sus interacciones.

Un estudio del Departamento de Psicología del Marist College, Estados Unidos, sugiere que las personas que tienen mayor fluidez verbal tienden a expresar más groserías. Este hallazgo sugiere una posible relación entre habilidades lingüísticas y uso de groserías.

Si bien se piensa que soltar groserías puede tener un efecto catártico, Gerardo Sánchez Dinorín, docente de la UNAM, advierte que podría generar un aumento en la energía y el impulso humano de luchar, alimentando respuestas emocionales negativas.

Decir groserías activa la amígdala en el cerebro, aumentando la actividad metabólica y desencadenando respuestas fisiológicas similares a las de lucha o huida. Esto puede ser útil en situaciones de peligro, pero también puede dificultar la resolución calmada de conflictos.

Si bien los estudios sugieren ciertos beneficios, es importante destacar que el uso excesivo de groserías puede potenciar respuestas emocionales negativas y dificultar la comunicación pacífica a largo plazo. En resumen, se sugiere su uso con moderación y consideración del contexto.

 

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