
Ciudad Valles, S.L.P.- Más de 20 niños de entre 5 y 6 años, pertenecientes a la etnia náhuatl, estudian en condiciones deplorables en el Centro de Educación Preescolar Indígena “Benito Juárez”, ubicado en el ejido Tanculpaya, en Ciudad Valles. A pesar de los múltiples riesgos, la Secretaría de Educación de Gobierno del Estado (SEGE), encabezada por Juan Carlos Torres Cedillo, ha sido omisa y no ha movido un solo ladrillo para ofrecerles un espacio digno.
El pasado 30 de mayo, personal de Protección Civil Municipal realizó un peritaje en la institución y fue claro: el aula del 3er grado, grupo «A», no debe ser utilizada. Es un riesgo latente para los pequeños. Sus paredes están hechas con palos de madera, el techo es de lámina, un ventilador cuelga amarrado a las vigas, y las ventanas apenas si están cubiertas con trozos de tela para reducir la entrada del sol. Desde fuera, se observan bloques apilados que intentan sostener esa estructura endeble, mientras que una puerta de madera, en la que se lee “Primavera 3A”, es la entrada a este lugar que más parece choza que aula.
A pesar del abandono institucional, las maestras no bajan los brazos. Ellas, con dedicación y cariño, llenan el espacio de materiales didácticos elaborados a mano. Con ingenio y amor decoran hasta la puerta, adaptándola a la estación del año, intentando que sus alumnos aprendan, a pesar de todo.
Este esfuerzo contrasta de forma brutal con la indolencia de la SEGE, que con total conocimiento del dictamen de Protección Civil, ha sido incapaz de responder con acciones concretas. No hay rehabilitación, no hay nueva aula, no hay inversión. Sólo hay discursos y promesas vacías mientras los niños indígenas siguen estudiando en un aula improvisada que podría colapsar en cualquier momento.
Mientras la dependencia estatal guarda silencio, las maestras y los niños enfrentan día a día no sólo la marginación histórica, sino un sistema educativo que simplemente los ignora.
Seguiremos informando.