
La cascada de Tamul, uno de los íconos naturales más importantes de la Huasteca Potosina, ha vuelto a secarse tras concluir el acuerdo temporal que impedía la extracción de agua del río Gallinas, medida que se implementó durante el periodo vacacional de Semana Santa para preservar el atractivo turístico.
Con el regreso a las actividades agrícolas, el sector cañero retomó el uso intensivo del agua para riego, provocando que el caudal que alimenta la cascada desapareciera por completo, dejando a la vista una vez más la fragilidad del ecosistema y la falta de soluciones permanentes al problema.
Durante las vacaciones, la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) y representantes del sector cañero establecieron una suspensión del riego para permitir el flujo natural del río Gallinas. Sin embargo, al finalizar el acuerdo el 27 de abril, los cultivos de caña volvieron a recibir agua, lo que provocó el agotamiento del recurso en el cauce que alimenta la cascada.
Autoridades locales habían advertido que este fenómeno podría repetirse, como ocurrió en años anteriores. A pesar de las sanciones previstas para quienes incumplan los acuerdos, los productores han priorizado asegurar el riego de sus cultivos, incluso desviando agua con antelación a la suspensión temporal.
Durante mayo, en los fines de semana largos, la cascada volverá a secarse por la reanudación del riego, afectando directamente a prestadores de servicios turísticos que dependen del flujo de visitantes para sostener su economía.
El caso de Tamul reabre el debate sobre el manejo sustentable del agua en la región, donde la falta de equilibrio entre la actividad agrícola y la conservación del patrimonio natural pone en riesgo la biodiversidad y la economía local.
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