Cada año se crean miles de millones de prendas que son distribuidas por todo el planeta. A nivel mundial, casi 80 por ciento de los textiles que son desechados al final del año o de cada fin de temporada de moda, van a parar a los tiraderos, sólo 20 por ciento de esos productos textiles son reutilizados o reciclados.
Algunas de las prendas son distribuidos y vendidos en los mercados como ropa de paca; otras prendas son convertidas en retazos para dar les una segunda vida y ser utilizados como trapos, que son empacadas en grandes y pesados costales de estos retazos de ropa de todos los colores y tipos de tela van a parar a las fabricas, en donde serán empleados para uso industrial.
Lo que se pretende hacer con la moda sostenible es reducir de los recursos necesarios para la producción y para el proceso de reutilizar, para que cumplan con los criterios de sostenibilidad ambiental, es decir, que durante su proceso de fabricación incluyan materiales naturales u orgánicos y así prevenir una escasez de recursos como el agua, que puede poner en riesgo la humanidad.
Esto es porque, para la fabricación de una camiseta de algodón, se necesitan aproximadamente dos mil 700 litros de agua, equivalente a una alberca familiar. Además, se estima que la ropa tiene 200 años. Estudios informan que durante su descomposición, estas prendas emiten metano (CH4), este gas es uno de los causantes del efecto invernadero, los otros gases son: dióxido de carbono y óxido nitroso (N2O), entre otros más.
La fibra de piña, fibra de plátano o las que son a base de manzana, café, algas marinas y setas son algunas de las opciones que la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) recomienda para la creación de prendas y que forman parte de la moda sostenible.
Ayudemos a disminuir el efecto invernadero y ayudar al planeta.
