Columnas

Regreso a clases

Claves desde la psicología para una adaptación saludable

Con el fin de las vacaciones, muchos niños regresan a las aulas con una mezcla de entusiasmo, ansiedad, curiosidad y resistencia. Aunque el regreso a clases es una rutina anual, no deja de ser un proceso de adaptación emocional, especialmente en las primeras semanas. Desde la psicología infantil, hay varias estrategias que pueden ayudar a que este tránsito sea más saludable, amable y positivo.

  1. Validar sus emociones

No todos los niños sienten lo mismo respecto al inicio del ciclo escolar. Algunos están entusiasmados por reencontrarse con amigos; otros, preocupados por lo académico, los cambios de docente o la separación del hogar. Escuchar sin juzgar, normalizar su nerviosismo o tristeza, y mostrar empatía (“entiendo que te cueste volver”) permite que el niño se sienta comprendido y seguro emocionalmente.

  1. Recuperar rutinas con anticipación

La vuelta a los horarios estructurados, las tareas y las responsabilidades puede ser brusca si no se realiza con tiempo. Es útil comenzar, días antes, a regular nuevamente los horarios de sueño, comidas y actividades. Esto ayuda al cuerpo y la mente a retomar el ritmo escolar sin tanto estrés.

  1. Enfocar lo positivo del regreso

Sin negar las dificultades, es importante resaltar los aspectos positivos de volver a clases: reencontrarse con amigos, aprender cosas nuevas, participar en proyectos o juegos. El lenguaje que usamos en casa puede influir mucho en cómo el niño percibe la experiencia.

  1. Favorecer la autonomía progresiva

Permitir que el niño elija su mochila, prepare su uniforme o colabore en su merienda puede aumentar su sentido de control y autoestima. Fomentar pequeños actos de autonomía les permite sentirse más seguros ante los desafíos del día a día escolar.

  1. Evitar transmitir ansiedad adulta

A veces, sin darnos cuenta, los adultos proyectamos nuestras propias ansiedades en los niños: temor a su rendimiento, preocupaciones por el entorno escolar, entre otros. Es importante manejar nuestras propias emociones para no cargarlos con preocupaciones que no les pertenecen.

  1. Mantener un canal de comunicación abierto

Preguntar “¿cómo te sentiste hoy?” en lugar de solo “¿qué hiciste hoy?” permite abrir espacios más emocionales de conversación. No se trata de interrogar, sino de estar disponibles para hablar si el niño lo necesita.

  1. Observar signos de malestar persistente

Es normal que algunos niños demoren un poco en adaptarse. Sin embargo, si pasado un tiempo razonable (2 o 3 semanas) persisten síntomas como llanto constante, insomnio, rechazo extremo a asistir, dolores físicos sin causa médica o retraimiento social, es recomendable consultar con un profesional en salud mental infantil.

La adaptación escolar es un proceso, no un evento. Cada niño tiene su ritmo, su historia y su manera de enfrentar los cambios. Acompañar con empatía, contención y herramientas adecuadas puede marcar una gran diferencia en cómo viven este regreso a clases. Porque lo más importante no es solo que aprendan, sino que se sientan bien mientras lo hacen.

 

Estefanía López Paulín
Contacto: psc.estefanialopez@outlook.com
Número: 4881154435

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