
Mantener la glucosa en niveles saludables es clave para prevenir complicaciones asociadas con la diabetes y otros trastornos metabólicos. Especialistas en nutrición y salud recomiendan adoptar hábitos que favorezcan el equilibrio del azúcar en la sangre, tanto en personas con diagnóstico previo como en aquellas que buscan prevenir problemas.
Entre las medidas más efectivas se encuentra una alimentación balanceada, priorizando el consumo de frutas, verduras, cereales integrales y proteínas magras, al mismo tiempo que se limita la ingesta de azúcares refinados, refrescos y alimentos ultraprocesados. El control de porciones y la distribución de comidas a lo largo del día también ayuda a evitar picos de glucosa.
La actividad física regular, como caminar, correr, nadar o practicar algún deporte, contribuye a que el cuerpo utilice la glucosa como fuente de energía, favoreciendo su regulación. Además, mantenerse hidratado, dormir lo suficiente y reducir el estrés son factores que influyen positivamente en el control glucémico.
En caso de detectar niveles elevados de manera persistente, se recomienda acudir a un médico para recibir orientación profesional y, si es necesario, un tratamiento personalizado que incluya ajustes en la dieta, medicamentos o monitoreo constante.