
Martes 7 de octubre, CDMX.- La cocina mexicana contemporánea conserva profundas raíces en los antiguos platillos prehispánicos que siguen vigentes por su sabor y tradición; uno de los ejemplos más emblemáticos es el mole de pescado, conocido también como michmole, originario de la Ciudad de México, el Estado de México y Michoacán.
El nombre proviene del náhuatl, donde «mich» significa pescado y «mulli» salsa, reflejando su esencia de guiso de pescado con una salsa rica en ingredientes como ajo, cebolla, chile verde, tomatillo y epazote.
El michmole, aunque tiene un origen prehispánico, ha evolucionado en sus ingredientes y preparación. Actualmente, el pescado se fríe y se cocina en una salsa que se sofríe en manteca de cerdo para potenciar su sabor.
En tiempos antiguos, el plato podía incluir otros animales acuáticos como ranas, ajolotes y atepocates, pero hoy en día, por respeto a la conservación, el ajolote ya no se utiliza debido a que es una especie en peligro de extinción. En su lugar, se emplean pescados como la carpa, el bagre o pescado blanco.
Tradicionalmente, el michmole se acompaña con nopales, frijoles, arroz y, por supuesto, tortillas, manteniendo intacta la conexión con las raíces culinarias mexicanas mientras se adapta a los tiempos modernos.