ARTE, OCIO Y MODA

¿Por qué hacemos propósitos de Año Nuevo?

Esta tradición podría tener su origen en la antigua Babilonia

Los propósitos de Año Nuevo tienen su origen en antiguas civilizaciones que veían el inicio de un nuevo ciclo como una oportunidad para renovarse. Se tiene registro de que hace más de cuatro mil años, los babilonios realizaban rituales al comenzar el año para prometer a sus dioses pagar deudas y devolver objetos prestados, con la esperanza de recibir su favor durante los meses siguientes.

Con el paso del tiempo, esta práctica se transformó y fue adoptada por otras culturas. En la antigua Roma, durante las celebraciones en honor al dios Jano (deidad de los comienzos y las transiciones) las personas hacían compromisos personales relacionados con su conducta y su vida cotidiana, marcando así un precedente de los propósitos individuales.

En la actualidad, los propósitos de Año Nuevo están más ligados a aspectos personales como la salud, el trabajo, la economía o las relaciones sociales. Especialistas señalan que el cierre simbólico de un año y el inicio de otro genera una sensación de nuevo comienzo, lo que motiva a las personas a reflexionar sobre sus errores, logros y áreas de mejora.

Hacer propósitos responde a una necesidad humana de dar sentido al tiempo y proyectar esperanza hacia el futuro. Aunque no siempre se cumplen, estos compromisos funcionan como una herramienta de motivación y autoevaluación, reforzando la idea de que cada nuevo año representa una oportunidad para cambiar y crecer.

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