La reciente destitución del director de la Benemérita y Centenaria Escuela Normal del Estado (BECENE), Francisco Hernández Ortiz, ha desatado una tormenta en el ámbito educativo de San Luis Potosí. Y no es para menos; detrás del relevo abrupto se esconde una lógica de imposición que huele más a cálculo político que a criterio académico.
Si bien, el Sistema Educativo Estatal Regular (SEER), institución a la que pertenece la Normal, asegura que la decisión se tomó conforme a los reglamentos, los hechos revelan otra verdad. Hernández Ortiz no fue removido por bajo desempeño o por incumplir cuestiones meramente relacionadas con su función administrativa, de hecho, bajo su dirección, la BECENE logró, recientemente, el primer lugar en el ranking nacional de escuelas normales.
Entre los pasillos de la Centenaria se corre con fuerza el rumor de que fue removido por no haber cumplido una consigna partidista: afiliar a un número determinado de estudiantes y docentes normalistas a un partido político (Todos sabemos cuál, pero no se los voy a mencionar. Es evidente). Ese es el verdadero pecado que le costó el cargo.
La comunidad educativa, estudiantes, docentes y administrativos, lo sabe, por eso reaccionó con indignación y tomó las instalaciones en señal de protesta. En el fondo, todos entienden que el problema no es sólo el cambio de nombre en la oficina de Dirección, sino el mensaje que conlleva; la BECENE está siendo tratada como botín político y su nombre es un terreno para pagar favores o castigar desobediencias. Sí, la destitución del antiguo director pudo ser legal, pero no es ética.
Cabe mencionar que el nuevo director, Juan Manuel Guel Rodríguez, no es un perfil ajeno a la Normal; es hermano del secretario de la Asociación de Estudiantes Normalistas Potosinos (AENP), Ángel Guel, lo que agrava la sospecha de un conflicto de interés y el fortalecimiento de una red que busca politizar la educación y la formación de los nuevos docentes. Ahora, la Dirección y la AENP trabajarán de la mano para cumplir la encomienda que Hernández Ortiz no logró.
La trayectoria académica de Juan Manuel no esté en entredicho, al menos eso se rescata, pero su llegada se da en condiciones opacas, sin diálogo con la base docente, ni respeto a los tiempos ni a la identidad de una institución con más de cien años de historia.
La BECENE no es cualquier escuela. Es semillero de nuevos docentes, pero también de pensamiento crítico, de lucha social y de autonomía académica. Imponer un liderazgo sin consenso, sin respetar los procesos internos y con intereses políticos de fondo, equivale a socavar el corazón del sistema educativo.
Por cierto, con la trifulca, quienes ya comenzaron a verse afectados son los estudiantes que egresaban en este ciclo escolar, a quienes ya les pausaron todos los trámites y quién sabe cuándo o cómo se los vayan a reactivar. Mal por eso.
Cavilaciones:
Primera: Interapas ha lanzado una campaña para que la gente recolecte agua de lluvia. Los abuelos solían guardar el agua pluvial hace años, pero conforme se modernizaron los sistemas de distribución, la gente dejó de valorar este vital líquido. Es buena idea regresar a esas costumbres.
Segunda: La empresa GUSI, encabezada por Miguel Gutiérrez, representa diversos ranchos ganaderos que incluyen un Rastro TIF. Casi toda la carne que producen se va los mercados de Estados Unidos y Japón, entre otros. Las lluvias de los últimos días, que derivaron en la crecida de ríos y arroyos en la Zona Huasteca de San Luis Potosí, provocaron la muerte de dos de sus trabajadores tras ser arrastrados por la corriente mientras cumplían ordenes de trabajo para resguardar ganado. Todavía no les daban cristiana sepultura a sus empleados y ya estaban lanzando vacantes. Ni el pésame les dieron los empresarios a los familiares. Tantita… sensibilidad. Ojalá que indemnicen a las familias generosamente ¡Miau!
Tercera: El alcalde de Ciudad Valles, David Medina, encabezó labores de atención a personas afectadas por las lluvias. El edil vallense ha sido víctima de un personaje político de baja estofa y su banda de sicarios, pero lo cierto es que, al menos por esta vez, le hicieron lo que el aire a Juárez ¡Grrr!
