
Una vez más, San Luis Potosí estará en el ojo del huracán a nivel nacional e internacional, al menos en cuanto a lo deportivo se refiere, ya que esta tarde miles de aficionados fueron expuestos al conato de violencia que se registró en el estadio Alfonso Lastras por el enfrentamiento que protagonizaron las porras de los equipos que disputaban el partido correspondiente a la fecha 14, Atlético de San Luis y Gallos de Querétaro.
La situación no tardó en salirse de control, el partido se encontraba entre los 12 y 15 minutos de finalizar; el marcador reflejaba una victoria concisa a favor del Querétaro sobre el equipo local, 2-0.
Mientras, en el graderío, el ambiente cada vez se tornaba más hostil, sobre todo en la zona donde fue colocada la porra de los visitantes, ya que, desde el primer tiempo, éstos comenzaron a agredir a los aficionados que estaban cerca de esa parte del estadio, los cuales no eran integrantes de la porra del Atlético de San Luis, así que se tomó la decisión de retirar de ahí a los potosinos y acomodarlos en la zona BMW.
En ese momento, la autoridad tuvo que haber detectado los focos rojos y tomar en cuenta que la situación podría tornarse más peligrosa para los demás aficionados y también para ellos mismos, sin embargo, optaron solo por “aislar” más a la porra queretana para, según ellos, tenerlos más controlados.
De esta manera, con un segundo tiempo por demás aburrido, los pseudaficionados del equipo visitante (porque simplemente eso son) comenzaron a ocupar lugares que ya no les correspondían, logrando llegar a la segunda mitad de la Zona Vencedor para seguir molestando, amedrentando y retando al resto de la afición potosina que permaneció en ese lugar, por lo que comenzaron los primeros enfrentamientos entre queretanos y potosinos, mientras la Guerrilla, al darse cuenta de esta situación, mandó a sus elementos para respaldar a los suyos, aprovechando, claro está, la trifulca y lastimar a uno que otro miembro de la porra rival, causando ya el pánico entre las familias que solo querían pasar una buena tarde de futbol.
Quedó evidenciado la nula actuación de: los cuerpos policiacos, los encargados de la seguridad del estadio, los inspectores de la Liga MX y de todos los involucrados que, tanto directa como indirectamente, dejaron crecer una situación que pudo haber terminado en pocos minutos y no en los casi 15 minutos que duró el caos.
Cuando aparentemente la porra del Querétaro ya estaba controlada por los policías, los rijosos una vez más invadieron las tribunas para buscar algún otro aficionado del San Luis y continuar golpeándolo, a la vez que otro grupo de vándalos lograron llevar un toldo con una estructura metálica para tratar de aventarla a la gente que se encontraba en la parte de abajo, afortunadamente no lograron este cometido.
Mientras tanto, cuando por fin la barra del Querétaro accedió a abandonar el estadio, muchos aficionados ya se encontraban dentro de la cancha para salir por el túnel principal, ya que esa fue la estrategia del personal de seguridad para evacuar con mayor “rapidez” a las personas, sin embargo, muchos aficionados aprovecharon el momento para tomarse selfies y fotos grupales en los asientos de las bancas, a ras de pasto, en las porterías y en todos los espacios disponibles del terreno de juego, toda vez que otros aficionados más coreaban ¡Sosa, Sosa, Sosa! y ¡Fuera Matosas, Fuera Matosas!, como demandas por los malos resultados que el equipo está obteniendo con el uruguayo al frente.
Ya en el estacionamiento del estadio, se registraron algunos enfrentamientos ahora entre policías municipales y algunos aficionados del Atlético de San Luis, por lo que los ánimos se calentaron entre autoridades y potosinos al grado de ser necesaria la intervención del propio jefe de la Policía Municipal, Édgar Jiménez Arcadia, para controlar la situación; el comisario ya mostraba una expresión desesperada, sus elementos no le hacían caso, ya no sabían qué hacer a esas alturas, por lo que la mejor decisión fue abandonar las confrontaciones para que alguien más se encargara de eso.
Finalmente, aún con muchas personas esperando a que la situación se calmara para salir del estacionamiento donde fueron amontonados, nunca hubo un comunicado oficial de ninguna corporación policiaca para informar a la gente que ya podía abandonar las instalaciones del estadio con total seguridad, por lo que muchos optaban seguir resguardándose en los estacionamientos mientras se comunicaban con sus familiares para indicarles que todo estaba bien, que lo peor ya había pasado.
Fue así como ese Árbol de la Paz que la semana pasada fue plantado por los presidentes de los clubes relacionados a este acontecimiento, Alberto Marrero por parte del Atlético de San Luis y Jaime Ordiales por parte del Querétaro, como símbolo de unidad y de la no violencia en los estadios fue pisoteado por unos cuantos desadaptados sociales, pero también por algunas malas decisiones que las autoridades del orden público dejaron evidenciar.