
La llegada masiva de sargazo a las costas del Caribe no solo afecta la imagen turística de la región; también representa un riesgo para la salud humana y el equilibrio del ecosistema marino, según advierten especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Esta macroalga parda del género Sargassum libera gases tóxicos como ácido sulfhídrico y amoníaco al descomponerse en las playas. De acuerdo con investigaciones de la UNAM, estos compuestos pueden provocar dolor de cabeza, irritación en ojos y vías respiratorias, náuseas y mareos, especialmente en personas con enfermedades respiratorias como el asma.
La exposición prolongada, advierten los científicos, podría dañar el sistema nervioso central y el sistema cardiovascular, aumentando el riesgo para habitantes y trabajadores turísticos de la zona. Además, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) señala que el sargazo puede contener organismos marinos como medusas, que provocan irritación en la piel, así como metales pesados y pesticidas, que se filtran al agua y pueden dañar tanto a humanos como al medioambiente.
Desde el punto de vista ecológico, el exceso de sargazo impide que la luz solar penetre en el mar, afectando la fotosíntesis de especies como los corales. También reduce los niveles de oxígeno en el agua, lo que provoca la muerte de peces, crustáceos y moluscos. Además, se ha documentado la presencia de bacterias patógenas y metales tóxicos en los cúmulos de sargazo, agravando el impacto en los arrecifes y pastos marinos.