
El abogado Edgardo Hernández, advierte que es momento de renovar la dirección de la facultad de Derecho que ha estado secuestrada por décadas, a través de los mismos grupos de poder.
El también exdiputado externó, que lo que se requiere son nuevos rostros, juventud, dinamismo, directivos con la mentalidad ajustada a las nuevas generaciones.
A su juicio considera, que el rector debe dar un manotazo en la mesa, pues pareciera que lo tienen secuestrado moral y operativamente quienes le hablan al oído, y lo que debe prevalecer son los estatutos y su autoridad, no caprichos de grupitos que tanto han dañado a la Universidad por años.
Pues el proponer una terna, la cual está formada con dos consejeros, que a su vez, forman parte del Consejo Técnico de la Facultad se Derecho, y que al mismo tiempo son participantes, (incurriendo en un marcado conflicto de intereses), y que ya fue regresada para su estudio y análisis, y vuelve a ser reiterada la misma terna, simplemente no es ético, deja un umbral de intereses, que le resta legitimidad a la elección.
Por eso el Consejo Directivo Universitario, como órgano supremo de gobierno, debe de hacer valer su autoridad y señirse a su responsabilidad, y no al capricho de grupitos que lo único que pretenden es el control mezquino de la facultad de Derecho.
Agrego que por todo lo que ha acontecido en su alma mater, lastíma la voracidad de quienes deberían sentirse orgullosos de ser docentes, y con dignidad resignarse a que ya fue su tiempo, y dar paso a las nuevas generaciones, pues la Universidad en los últimos meses ha dado de qué hablar, y no precisamente cuestiones positivas.
Considero, una pena que se tenga que recurrir a la protección federal, promoviéndose un amparo, para hacerse valer de sus derechos de quien o quienes se sienten excluidos.
Finalizó diciendo que la agresión sexual acontecida al interior de la facultad de derecho, muestra el rumbo que debe tomar ya la nueva directriz, pues seguir al mando de quienes pretenden perpetuarse nuevamente, significaría continuar con la violencia permitida y tolerada por los mismos grupos que la han mantenido secuestrada por años.