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Neurofeedback

Entrenar al cerebro para sanar

En los últimos años, la neurociencia ha dado pasos asombrosos en el desarrollo de terapias que no solo comprenden cómo funciona el cerebro, sino que también le enseñan a regularse. Una de estas terapias es el neurofeedback, una técnica no invasiva que entrena al cerebro a través de su propia actividad eléctrica. Suena complejo, pero en realidad es sorprendentemente natural: el cerebro se entrena tal como un músculo, por repetición y aprendizaje.

El neurofeedback parte de una premisa fascinante: si el cerebro puede verse a sí mismo en acción, puede aprender a corregir patrones disfuncionales. Y lo hace sin fármacos ni intervenciones invasivas, solo mediante retroalimentación visual y auditiva en tiempo real.

¿Cómo funciona?

Todo comienza con una evaluación inicial, conocida como mapeo cerebral o QEEG, donde se colocan electrodos en el cuero cabelludo para registrar la actividad eléctrica del cerebro. Este mapa muestra qué áreas están funcionando correctamente y cuáles presentan sobreexcitación, desconexión o lentitud. A partir de este diagnóstico, el terapeuta diseña un plan de entrenamiento personalizado.

En cada sesión (que suele durar entre 30 y 45 minutos) se colocan sensores en la cabeza del paciente, que capturan la actividad cerebral sin emitir ningún tipo de corriente. Frente a una pantalla, la persona observa una película, un videojuego o una animación simple. Lo importante no es el contenido, sino cómo responde ese contenido al funcionamiento del cerebro.

Aquí ocurre lo mágico: cuando el cerebro se autorregula de forma saludable (por ejemplo, al generar ondas cerebrales asociadas con calma o atención) la pantalla recompensa al usuario. El video se ve bien, el juego fluye, el sonido es claro. Pero si el cerebro se desvía de ese estado ideal (por estrés, distracción o sobreexcitación) el estímulo se interrumpe: la imagen se oscurece, el juego se detiene, el sonido se corta.

Sin que la persona tenga que hacer nada consciente, su cerebro comienza a buscar ese estado en el que “todo funciona bien”. Como quien aprende a mantener el equilibrio en una bicicleta, el cerebro aprende, a través de ensayo y error, a regular su actividad para alcanzar y mantener estados más funcionales.

¿Qué beneficios tiene?

El neurofeedback ha demostrado eficacia en el tratamiento de trastornos como ansiedad, TDAH, insomnio, migrañas, depresión y estrés postraumático, entre otros. También es utilizado por personas sanas que desean mejorar su enfoque, regular sus emociones o potenciar su rendimiento cognitivo.

A diferencia de otras terapias, el neurofeedback no trabaja sobre el contenido emocional, sino sobre la base neurológica que sostiene esas emociones. Por eso, sus beneficios suelen sentirse incluso cuando las palabras no alcanzan.

En un mundo donde las soluciones rápidas muchas veces implican medicamentos, el neurofeedback nos recuerda algo esencial: el cerebro también puede aprender a sanar por sí mismo, si le damos las herramientas adecuadas y el espacio para hacerlo.

 

Estefanía López Paulín
Contacto: psc.estefanialopez@outlook.com
Número: 4881154435

 

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