
13 días estuvo internado en el Hospital General de Soledad de Graciano Sánchez luego de que se le confirmara la presencia del covid-19 en su organismo y de que su estado de salud fuera en detrimento. En su natal Aquismón, amigos, vecinos y familiares oraban por él esperando su pronta resignación, nunca perdieron la fe de volver a verlo, de platicar con él, de volver a abrazarlo.
Los médicos hicieron todo lo que estuvo a su alcance y poco a poco quedaron atrás las complicaciones y los malestares, su salud mejoró considerablemente. Pese a los pronósticos, al miedo y a la incertidumbre, recibió el alta sanitaria; había vencido a la enfermedad y podría regresar a casa.
Las noticias que dan testimonio de la discriminación y violencia que se presenta contra los pacientes de covid le provocaron un nuevo miedo; cómo volvería a casa, cómo lo recibiría su gente, qué le dirían. Quizá esas preguntas giraron en su cabeza durante todo el trayecto del viaje, desde Soledad hasta Aquismón. Su corazón latía emocionado por el regreso pero también por la preocupación.
De súbito, gritos de alegría perturbaron su paz: ¡Sí se pudo, bienvenido! repetían frenéticamente. Quizás reconoció algunas voces, quizá no pudo ver de quién se trataba pero sabía que eran los mismos que, a pesar de la distancia, no lo dejaron solo, los que a diario le pedían a un ser supremo para que mejorara, para que venciera al covid-19.
Su nombre no fue revelado, sólo se sabe que es un paciente, originario de Aquismón, que permaneció 13 días internado en el Hospital de Soledad de donde fue dado de alta y, gracias a los médicos y al apoyo de la Secretaría de Salud, pudo regresar a casa, con los suyos.