ColumnasColumnas (destacadas)

Morena, la política mediocre

Por María Luisa Paulín

En su obra «El hombre mediocre», José Ingenieros consigna lo siguiente: El mediocre no inventa nada, no crea, no empuja, no rompe, no engendra; pero, en cambio, custodia celosamente la armazón de automatismos, prejuicios y dogmas acumulados durante siglos.

En San Luis Potosí, el partido Morena nunca ha podido ser realmente una opción para los ciudadanos, no sin el auxilio del gallardismo, primero desde el PRD y ahora desde el Partido Verde.

Andrés Manuel López Obrador (la desgracia de México) siempre lo supo. Por eso, desde las elecciones del año 2000, tuvo acuerdos con la gallardía, entonces un movimiento creciente en el municipio de Soledad de Graciano Sánchez, engendrado por Ricardo Gallardo Juárez.

Recuerdo que cuando los viejos izquierdistas vieron llegar a los Gallardo al PRD, hicieron una reunión para buscar impedirlo, pero hubo una voz que les dijo: “Ustedes se acabaron al partido en borracheras y bacanales; con los Gallardo podemos prolongar la vida del partido”, y así fue.

De la mano de los Gallardo, el PRD ganó la presidencia municipal de la capital y les alcanzó para hacer diputado federal a Xavier Nava y a Guadalupe Almaguer en 2018.

El PRD se autodestruyó, y en efecto, solo sobrevivieron mientras los Gallardo los tomaron como vehículo para crecer.

Pero fue con el Partido Verde, a instancias de Ricardo Gallardo Cardona, hoy gobernador del estado, que el gallardismo alcanzó la gubernatura, a pesar de las traiciones del dirigente de Morena, Mario Delgado, y de las tribus agazapadas en el partido, que prefirió arroparse con viejos y mañosos liderazgos antes que hacer crecer su membresía y fuerza.

A los jóvenes que le dieron resultados a AMLO los mandaron a cargos en el gobierno federal para embriagarlos con las mieles del poder y el dinero, mutilando así sus brazos operativos efectivos: los mismos que, en tierra, trabajaron el triunfo en 2018.

A Gabino Morales lo quisieron hacer perro del mal. A su entonces eficiente equipo de trabajo les despertaron la vena de la avaricia y les dieron cargos. Hablo de Guillermo Morales, delegado del Bienestar, y su esposa Gabriela López, hoy diputada local. Carlitos Arreola perdió el juicio de la más fea manera: traicionó a su amigo Gabino. Leonel Serrato también le puso dedo con el secretario general de Gobierno y le dieron nortes para arrinconarlo.

Kevin Aguilar fue diputado federal gracias a Gabino, pero pronto lo olvidó. Se juntó con una sobrina de Rosa Icela Rodríguez y hoy forma parte de la burocracia dorada del gobierno federal. «Parásito» es una palabra corta para describirlo.

Desactivado el más experimentado soldado de AMLO, Rosa Icela Rodríguez impuso a su hermana como dirigente, y fue entonces que comenzó la hecatombe en un partido que no ha podido tener estructura real en San Luis Potosí.

Rita Ozalia, con el impulso de su hermana Rosa, quiso ser senadora, pasando por encima de los morenistas potosinos con merecimientos, y perdió por su falta de inteligencia y conocimiento operativo de las elecciones. También perdió por su imprudencia, su prepotencia y su mala educación.

Para lavar su incompetencia, los morenos apuntaron a Ricardo Gallardo como culpable. Gallardo aguantó, pero cuando tuvo la oportunidad, en la gira de la presidenta Claudia Sheinbaum a Santa María del Río, hace cosa de seis meses, fue la misma presidenta quien le preguntó detalles mientras viajaban del aeropuerto a la tierra del rebozo.

Gallardo aprovechó y le contó la historia que Claudia no conocía, la que le dejó claro que Morena en San Luis Potosí es el parásito del Verde, que si Gallardo no opera, no salen las cosas.

Ahora, con la descomunal derrota que han sufrido en la elección judicial, otra vez hacen honor a su mediocridad: voltean hacia el gallardismo y lo culpan de sus miserias.

No, señores morenos, ustedes son los únicos responsables de su propio destino. Culpar a otro de sus derrotas no solo es mediocridad, es ya patológico.

El autoengaño les nubla la vista. La ceguera prematura es general. Las elecciones locales del pasado domingo en Durango y Veracruz son la primera llamada para que se pongan a trabajar, y por lo que toca a San Luis Potosí, parecen olvidar que son la relación más tóxica no solo con el Verde, sino con cualquiera que se acerque para aspirar a algo.

Las últimas víctimas de la dirigente guinda, Rita Ozalia Rodríguez, son abogados que aspiraron a magistrados, como Yanet Hernández, Juan Paulo Almazán Cue y Héctor Vega Robles.

Morena no tiene, en San Luis Potosí, capacidad para dar forma a proyecto político alguno porque tienen conflictos hasta con sus sombras. No saben lo que es la lealtad y se han echado en brazos de los dioses de la holgazanería, el vino y las buenas viandas; algunos otros, de placeres ocultos.

Morena paga en San Luis el precio de su ignorancia, su flojera y la corrupción rampante en cada lugar donde, por desgracia, llegan a mandar.

El futuro es de quien lo trabaja. Que no chillen, que tengan los tamaños para reconocer ante los jefes supremos del partido que son perdedores por elección.

P.D.1. En el Ayuntamiento capitalino ya es todo un escándalo que Christian Azuara, jefe del Departamento de Servicios Municipales, es el rey del moche. El señor tiene a una señora encargada de recolectar puntualmente el diezmo y entregárselo con religiosa puntualidad. A ver si alguien le informa al presidente Enrique Galindo de las gracias que anda haciendo el joven Azuara. Cuando el río suena, agua lleva, y aquí ya le anda saliendo panza.

P.D.2. Laura Zamarripa, la nueva lideresa del SUTSGE, ha dado una primera lección de inteligencia: logró su toma de nota con mucha estatura y nivel político. Parece que responderá a la confianza que le depositaron los agremiados.

P.D.3. El nuevo vuelo San Luis–Atlanta traerá muchos beneficios económicos, pero ha sido un nuevo motivo de discordia entre los inquinosos que se aferran a generar pleitos mediáticos entre el gobernador, Ricardo Gallardo, y el presidente municipal de SLP, Enrique Galindo Ceballos.

P.D.4. En Matehuala hay una lista negra de deudores de agua, pero harán lo mismo que Interapas en SLP: ocultarán la información porque son los ricos y algunos empresarios vinculados a la política quienes no pagan el vital líquido. Se pasan, de veras.

P.D.5. El equipo de trabajo del CEEPAC, encabezado por la doctora Paloma Blanco López, sí que se merece una estrellita. Sacaron la elección judicial a pesar de todo y con recursos que solo Dios sabe cómo estiraron. Gracias por su labor.

Hasta la próxima.

Botón volver arriba