
En la destitución de Gonzalo Benavente González como titular de la Dirección de Servicios Municipales del Ayuntamiento de San Luis Potosí terminó el sainete que armaron varios funcionarios del gabinete capitalino con la finalidad de involucrar al ahora exdirector en las irregularidades implícitas en la compra de 50 mil luminarias por caso 400 millones de pesos, el negociazo del alcalde que significa ya en gran yerro de corrupción en esta administración.
Según cuentan varias fuentes, el alcalde y varios de sus allegados presionaron a Benavente González por todos los medios que pudieron para que firmara el dichoso convenio de las luminarias, lo implicaría responsabilizarlo o, de mínimo, hacerlo partícipe del negocio aunque a él no le hubiera tocado un solo peso. Cauto (o cobarde) como siempre ha sido, Benavente se negó a firmar lo que desató la ira de Xavier Nava y sus cercanos.
Entre gritos y recordatorios del 10 de mayo, Nava Palacios lo echó de la reunión, al escarnio se sumaron el tesorero Rodrigo Portilla y el director de Desarrollo Social, Óscar Valle, quienes lo tacharon de todo lo que se les ocurrió en el momento. Benavente González se retiró con toda la dignidad que le quedaba.
Más tardó el pleito que Nava en arrepentirse y tan sólo unos minutos después le habló a Gonzalo para que regresara, ya no a la Dirección de Servicios Municipales porque ahí necesita a alguien que le obedezca. Le ofreció ser asesor, algo así como aviador porque seguro que no hará nada.
Temporalmente, José Luis Zamora Valero, quien se había venido desempeñando como subdirector del área, quedará como responsable.
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