
Era yo una incipiente reportera cuando la fuerza y la fe de los conservadores católicos del potosí consiguieron lo impensable: suspender el concierto de Black Sabbath que sería el primer gran evento de heavy metal en nuestro terruño querido.
Junto con jóvenes que intentaron defender el evento, corrimos con temor por la Plaza de Armas y otros puntos del Centro Histórico. Eran los tiempos en que el panismo ultraconservador gobernaba la capital potosina con Guillermo Pizzuto Zamanillo al frente.
En estos tiempos, 36 años después, es Marilyn Manson el que remueve las conciencias de los potosinos, sobre todo de los católicos que, fuerte y quedito, han pedido que se cancele el concierto programado para este domingo en la FENAPO.
Brian Hugh Warner es el nombre verdadero de este artista norteamericano que realiza una gira mundial bajo el nombre One Assassination Under God Tour (Un asesinato bajo el manto de Dios).
El arzobispo Jorge Alberto Cavazos Arizpe pidió personalmente la suspensión del concierto, y a él se sumaron algunas organizaciones católicas y la Unión Nacional de Padres de Familia.
Sacerdotes, diáconos, monaguillos, monjitas y miembros de todas las congregaciones rezan mañana, tarde y noche pidiendo a Dios que se cancele la presentación de Marilyn, pero todo está listo para que este domingo 10 de agosto se realice el concierto, el único que ofrecerá en México y que, además, será gratuito.
El artista ha expresado su interés por anticipar su llegada a San Luis Potosí; no comprende la resistencia y busca conocer el terreno que pisa.
Como sea, no hay en estos momentos grupos que puedan presionar de tal manera que las autoridades suspendan el concierto, a menos que ocurra un milagro.
Una persona me dijo que no tenía caso ocuparse de esta polémica porque el rock murió con Ozzy Osbourne, fallecido el 22 de julio pasado.
Que se haga, pues, la voluntad de Dios.