Ciudad Valles, S.L.P. – Entre la desesperación, la impotencia y el abandono, así sobreviven decenas de pacientes y sus familiares en el Hospital General de Ciudad Valles, donde desde hace meses no hay traumatólogo y la lista de espera para una cirugía crece con el paso de los días. Algunos llevan internados tres meses sin ser operados, sin respuesta ni solución, solo con pastillas para el dolor… y para la paciencia.
Pedro Hernández Manuel, originario de Tamuín, lleva casi dos meses al cuidado de su madre, de 67 años hospitalizada desde hace más de 50 días por una fractura de cadera. Denuncia abandono y desinformación.
“Desesperado porque no hay atención, nos dijeron dentro de 15 días y eso fue el pasado 18 de mayo. Ahorita el pretexto es que la glucosa la tenía alta y que por eso no la habían atendido. Ya tenemos más de 50 días aquí, ya estamos desesperados. Ya he vendido muchas de mis pertenencias, mis herramientas de trabajo, para estar aquí. Yo tengo 58 días que no me presento a trabajar”.
Señaló que al menos 30 personas han llegado a estar en lista de espera, durante el tiempo que su madre ha estado en el nosocomio. Algunos siguen ahí, otros se han ido por su cuenta al sector privado, donde si hay doctores, medicamentos y buena atención clínica, aunque son los mismos médicos que también laboran en las instituciones públicas del gobierno federal. Pero allá sí atienden. Suena contradictorio, pero es tan real como el sufrimiento de cada día.
“Tan solo ahí donde está mi familia hay un paciente que está desde el 25 de mayo, un chavo que llegó con fractura de sus dos piernas y no le han hecho nada, sigue igual, desesperado… Nosotros venimos de Tamuín y ni a ellos –las autoridades municipales– les hacen caso”.
Otro testimonio igual de crudo proviene de una mujer que pidió reservar su nombre y rostro, por miedo a represalias del propio personal hospitalario. Su denuncia es aún más grave:
“Haz de cuenta que castigan a mi paciente por andar acá denunciando. Nos dicen que nos los van a dejar al último para atenderlos. Y ya pasó una vez –por eso tenemos miedo–. Un paciente metió abogado y a Derechos Humanos para agilizar lo de la operación porque ya llevaba dos meses en espera, y lo castigaron. Ahora lo atenderán hasta el último por andar hablando”.
Esta mujer tiene un mes en el hospital con su hermano, quien sufrió un accidente en motocicleta y se fracturó el brazo derecho. El trato que ha recibido ha sido frío, violento y despectivo.
“Ha sido un completo calvario. Lo han traído por varios lugares, lo bajaron de traumatología, y cada semana le dan un pretexto diferente para no atenderlo. He pasado con la trabajadora social del turno vespertino y de muy mal genio me atendió. Me dijo que ya sabe de dónde vengo y que me espere…”.
Su hermano era el sostén de su hogar, su cuñada es ama de casa y cuida a su niño. Ahora su papá, que es adulto mayor, ha tenido que salir a trabajar para ayudarle a su hijo y familia. Son originarios de Aquismón y ella tienen un mes sin ir a la casa, comiendo lo que les llevan una torta, un sándwich, lo que sea.
Todos los familiares entrevistados coinciden en algo: el abandono y el silencio de las autoridades. Mientras tanto, dentro del hospital, la escena también es preocupante: plagas de moscas y zancudos, goteras por las lluvias, humedad y condiciones insalubres.
La unidad de traumatología del Hospital General de Valles, no solo faltan camas: faltan médicos, humanidad y voluntad. La negligencia se acumula igual que el dolor de quienes han sido obligados a resistir entre la indiferencia y las amenazas institucionales. Lo que si hay y sobra es desesperación que lastima tanto como las fracturas sin tratar.
Seguiremos informando.
