
El fútbol tiene noches inolvidables. Y la de este sábado en Múnich ya tiene lugar reservado entre las más legendarias. El París Saint-Germain de Luis Enrique trituró al Inter de Milán (5-0) y no solo bordó su primera estrella continental, sino que firmó el primer triplete de la historia del fútbol francés. Un logro colosal, digno del Olimpo europeo.
Luis Enrique se convirtió en arquitecto de una obra maestra. El asturiano, que ya sabía lo que era ganar todo con el Barcelona en 2015, moldeó un PSG que fue de menos a más durante la temporada y alcanzó su cumbre en la final más desequilibrada que se recuerde. Jamás se había registrado una diferencia de cinco goles en una final de Liga de Campeones o de la antigua Copa de Europa. Hasta ahora.
El Allianz Arena fue testigo de una lección táctica sin precedentes. Luis Enrique anuló por completo a Simone Inzaghi con un planteamiento que combinó agresividad, control y libertad creativa. El Inter, superado en todos los sectores, persiguió sombras durante noventa minutos.
Vitinha, Fabián Ruiz y Joao Neves dictaron cátedra en el centro del campo, mientras que la defensa parisina, con William Pacho y Marquinhos, frenó cada intento de Lautaro y Thuram. Pero el espectáculo lo brindaron los de arriba: Dembélé fue un puñal imparable, ‘Kvara’ un artista indescifrable y Doue, con apenas 19 años, el rostro de la nueva era.
El joven francés abrió el marcador con sangre fría tras una brillante jugada colectiva iniciada por Vitinha. Luego, culminó una contra letal con la ayuda involuntaria de Dimarco, que terminó introduciendo el balón en propia puerta. El Allianz tembló con la ovación que recibió Doue al ser sustituido tras marcar el tercero, esta vez con una definición letal tras asistencia de Dembélé y pase quirúrgico de Vitinha.
El PSG, lejos de especular, fue a por más. ‘Kvara’, con un zurdazo demoledor, puso el 4-0 como si fuese un homenaje a su pasado napolitano, club con el que desbancó al Inter en la Serie A. Y en el 87, Mayulu cerró la noche con una quinta estocada que desató la euforia en París.
Del técnico cuestionado en los primeros meses a héroe indiscutible. Luis Enrique completó el triplete con Ligue 1, Copa de Francia y Champions, devolviendo al PSG la fe en un proyecto colectivo, más allá de los nombres. Logró lo que ni Messi, ni Neymar, ni Mbappé pudieron entregar.
La capital francesa ya tiene su estrella. Y Europa, un nuevo monarca. El PSG ha dejado de ser promesa para convertirse en realidad. Una realidad aplastante.