Hay un árbol, el laurel de la india, que encontró aquí en San Luis su segunda tierra. Que árbol tan hermoso, tan frondoso, tan elegante… y lo encuentro por todos lados adornando la ciudad, pero además, dando una sombra maravillosa y una elegancia que engalana muchas de nuestras calles. No cabe duda que es, al lado de los ancestrales pirules y mezquites, un árbol que vino a darle a la ciudad un enorme regalo: su sombra gratificante y su majestuosa presencia. Son tantos y tan hermosos, que ya se merece llamar El Laurel Potosino.
Viví muchos años fuera de mi tierra por razones de mi trabajo. Soy ingeniero civil graduado en la UASLP en 1967 y me fui a trabajar a Ciudad Juárez, Chih.
Regresé a casarme el 1969 y hemos vivido desde entonces en diferentes partes de la república. Trabajé 52 años y me jubilé. Hoy estamos de regreso en San Luis y me encuentro con una ciudad que yo no conocía. Enorme, pujante, progresista y con un futuro muy prometedor.
San Luis es una hermosa ciudad. La recorro con gran admiración y orgullo. También con pena, pues la gran mayoría de mis amigos y compañeros de la escuela ya se murieron. Según el INEGI, las personas con 75 años o mas aquí en México, somos el 2% de la población.
Y dentro de todas las maravillas que voy descubriendo y reencontrando, el laurel potosino me ha enamorado desde el primer momento. Hace un par de meses, cuando ardíamos en calor, la sombra de esos laureles era un oasis de frescura. Oigo algunas quejas de que sus raíces levantan las banquetas y es cierto, pero eso se puede remediar muy fácil: solo hay que darle un metro de diámetro libre de concreto y con eso basta. Lo he visto y lo he comprobado.
Y lo que hoy quiero compartir con todos ustedes es, primero que nada, un agradecimiento a todas aquellas personas que sembraron por todos lados un laurel de la india porque hoy esos árboles son un tesoro inigualable. Vean ustedes como un ejemplo el jardín de Tequis… que belleza, que frescura y que elegancia.
Hoy, ante esos ejemplos, debemos de apresuraron en sembrar muchos laureles que tal vez ya no nos alcance a gozar de su sombra, pero ya lo estamos haciendo gracias a que otros potosinos anónimos nos hicieron ese maravilloso favor.
El laurel potosino vino a engalanar nuestra ciudad, vino a darnos frescura y belleza. Gracias. Ya tenemos algo mas que presumir: Los robustos y hermosos laureles potosinos!