Cada 4 de noviembre se celebra el Día de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), fecha que conmemora la entrada en vigor de su Constitución en 1946, tras ser ratificada por veinte países.
Nacida de las cenizas de la Segunda Guerra Mundial, la UNESCO se fundó bajo la premisa esencial de que, dado que las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la paz. Este aniversario es una ocasión para reafirmar su misión de fomentar la cooperación intelectual como la base fundamental para la seguridad y el progreso sostenible a nivel mundial.
A lo largo de sus ocho décadas de existencia, la UNESCO ha impulsado proyectos vitales en sus áreas de competencia. En educación, ha trabajado incansablemente en la lucha contra el analfabetismo y en la promoción de una educación de calidad e inclusiva que fomente el pensamiento crítico y la convivencia pacífica.
Uno de los legados más visibles de la UNESCO es su labor en la salvaguarda del patrimonio cultural y natural de la humanidad, a través de sus listas de Patrimonio Mundial y Patrimonio Cultural Inmaterial. Estos programas no solo buscan conservar sitios y tradiciones de valor universal, sino también estimular la creatividad y el diálogo intercultural.