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La química del cerebro

El laboratorio de nuestras emociones

Aunque no lo notemos, nuestro cerebro trabaja sin descanso como un laboratorio químico. Allí se producen y liberan sustancias que influyen directamente en cómo nos sentimos, pensamos y actuamos. Estas sustancias, llamadas neurotransmisores, son responsables de que tengamos energía, buen humor, concentración e incluso que sintamos amor o felicidad. Comprenderlas, aunque sea a grandes rasgos, puede ayudarnos a cuidar mejor nuestra salud mental y emocional.

Una de las más conocidas es la dopamina, a menudo llamada la “molécula del placer”. Esta sustancia está relacionada con la motivación, la recompensa y la sensación de logro. Cuando alcanzamos una meta, recibimos un elogio o hacemos algo que disfrutamos, el cerebro libera dopamina, lo que nos hace sentir bien y nos impulsa a repetir esa experiencia. Sin embargo, también puede generar cierta dependencia: por eso buscamos constantemente estímulos que la activen, como las redes sociales, el azúcar o incluso los videojuegos.

Otra protagonista es la serotonina, que está vinculada al estado de ánimo, la estabilidad emocional y la sensación de bienestar general. Niveles bajos de serotonina se asocian con la depresión, la ansiedad y el insomnio. Esta sustancia se ve influenciada por la alimentación (especialmente por el triptófano, un aminoácido presente en alimentos como el plátano, los huevos o el salmón), la luz solar y el ejercicio físico.

La oxitocina, conocida como la “hormona del amor” o del “vínculo”, se libera durante los abrazos, el contacto físico y las relaciones cercanas. Es clave en la creación de lazos de confianza y apego con otras personas. No solo está presente en el amor romántico, sino también en las relaciones familiares y de amistad. Es una de las razones por las que el contacto humano es tan importante para nuestro equilibrio emocional.

Por otro lado, la endorfina actúa como un analgésico natural del cuerpo. Se libera durante el ejercicio intenso, la risa o incluso cuando comemos algo delicioso. Las endorfinas ayudan a reducir el dolor físico y emocional, y son las responsables de la sensación de euforia que algunas personas sienten después de correr o bailar.

Estas sustancias trabajan juntas, como una orquesta, para que el cuerpo y la mente funcionen en armonía. Cuando hay desequilibrio (ya sea por estrés, mala alimentación, falta de sueño o aislamiento social), es normal sentirse apagado, irritado o sin energía.

Lo bueno es que hay formas naturales de estimular esta química cerebral: hacer ejercicio regularmente, dormir bien, mantener relaciones sociales sanas, exponerse al sol, meditar, reír y llevar una dieta equilibrada. No se trata de estar felices todo el tiempo, sino de darle al cuerpo las condiciones necesarias para regular sus emociones de manera saludable.

El bienestar emocional no es solo cuestión de actitud, sino también de biología. Al conocer un poco más sobre cómo funciona nuestro cerebro, podemos tomar decisiones más conscientes para cuidarlo y, en consecuencia, cuidar también de nosotros mismos.

 

Estefanía López Paulín
Contacto: psc.estefanialopez@outlook.com
Número: 4881154435

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