
Una gran decepción se llevaron los amantes de lo ajeno que, con la intención de llevarse un gran botín, ingresaron a la desolada Secretaría de Cultura aprovechando el olvido en que se encuentra, sin embargo, se toparon con que el edificio ya no es más que una casona abandonada sin objetos de valor ni relevancia; justo en lo que la ha convertido el ausente secretario Armando Herrera Silva.
Fue por la mañana, cuando empleados de la Secretaría de Cultura llegaron para iniciar las labores cotidianas, se extrañaron de encontrar bastante desorden en el interior del inmueble y optaron por revisar las diferentes oficinas. Se dieron cuenta una impresora se encontraba lista para ser sacada, sin embargo, algo debió asustar a los maleantes y no se la llevaron.
Aparte del desorden encontrado en las diferentes oficinas, y la impresora lista para ser sacada, también se dieron cuenta los empleados que había varios vidrios destrozados, así también ocasionaron averías en algunas otras partes de las instalaciones. Los ladrones terminaron yéndose con las manos vacías luego de que no encontraran nada en el recinto o pudieran ser procesados por un robo tan insignificante.
La Secretaría de Cultura es cosa menor a nada y el abandono en que se encuentra es prueba irrefutable de ello. De su titular no se tiene noticia alguna, hace mucho que no se le ve por la dependencia excusado en la pandemia, ya suspendió los festivales a pesar de tener el recurso etiquetado para su celebración. Se ha convertido en un verdadero aviador. Entre las últimas cosas que se supieron de él destacaron las observaciones por no comprobar gastos, tráfico de influencias y hasta señalamientos por corrupción.