
Toronto hizo historia y ganó su primer título. Destronó al campeón de los dos últimos años, Golden State. Tuvieron que superarse hasta límites insospechados para rematar a unos Warriors que, frente a la fatalidad, tiraron de épica y vendieron muy cara su piel. Cayó el campeón (110-114, 4-2 en la serie) en una final llena de partidos apasionantes, con constantes giros argumentales. Solo faltó que a la grave y traumática lesión de Kevin Durant en el quinto partido se añadiera en el sexto la de Klay Thompson, cuando estaba siendo el mejor de su equipo y se llegaba al final del tercer cuarto.
Por primera vez reina en la mejor liga de baloncesto del mundo una escuadra no estadounidense. Canadá, el país en el que James Naismith inventó este deporte en 1891, toma la antorcha. Kawhi Leonard es el nuevo rey. Marc Gasol consigue su primer título a los 34 años y escribe, junto al prólogo y capítulos que legó Pau en 2009 y 2010 con los Lakers, otra página inédita en la NBA, la de los dos primeros hermanos que logran el título en la NBA.
Y se corona por fin Kyle Lowry, en su séptima temporada en uno de los equipos que más necesitaban quitarse de encima el estigma de los perdedores. Y se consagra el baloncesto africano, muy representado desde el puesto de máxima responsabilidad deportiva con el nigeriano Masai Ujiri, el arquitecto del éxito, y la presencia de dos jugadores tan relevantes como el camerunés Paskal Siakam y el congoleño nacionalizado español Serge Ibaka. Y los españoles, Marc, Ibaka y el seleccionador Scariolo, ayudante de Nick Nurse en los Raptors. Todos ellos en una franquicia que ya disfrutó de su conexión española cuando coincidieron en su equipo José Manuel Calderón y Jorge Garbajosa entre 2006 y 2008.
Es la culminación de un proyecto iniciado en 1995 cuando la Liga se expandió a Canadá con la entrada de dos equipos, Vancouver, con un proyecto fallido que acabó trasladándose a Memphis en 2001, y Toronto, una franquicia que perseveró pese a lo muchísimo que le costó prosperar. Acumuló 179 derrotas y solo 67 victorias en las tres primeras temporadas, y fue el peor clasificado en 1998.
Con Vince Carter y Tracy McGrady llegó por primera vez a los playoffs en 2000 y los disputó durante tres temporadas seguidas. Volvió a ellos en 2007 y 2008 con Chris Bosh, Parker, Bargnani, Calderón y Garbajosa. Ahora corona una etapa de seis temporadas entre los mejores y rompe con la etiqueta que le colgaron y que le valió el apodo de LeBronto porque se había estrellado los tres últimos años contra los Cavaliers: 4-0 en 2018, 4-0 en 2017 y 4-2 en 2016. Estaba escrito: tenía que ganar, precisamente, el año en que LeBron, tras ocho temporadas seguidas en las finales, no pudo clasificar a los Lakers ni siquiera para los playoffs.
Con información de El País