
Las relaciones humanas son una fuente fundamental de bienestar, pero también pueden ser un foco de conflicto y desgaste emocional si no se eligen adecuadamente los vínculos. Desde la psicología, se ha estudiado ampliamente cómo ciertos rasgos de personalidad pueden predisponer a una persona a establecer relaciones tóxicas o dañinas. Identificar estos rasgos a tiempo puede ayudar a prevenir dinámicas que afectan la salud mental y emocional.
Rasgos de la personalidad
Uno de los marcos más conocidos para comprender la personalidad es el modelo de los Cinco Grandes Rasgos (Big Five), que incluye: apertura a la experiencia, responsabilidad, extraversión, amabilidad y neuroticismo. Este último, el neuroticismo, ha sido vinculado en numerosos estudios con mayores niveles de inestabilidad emocional, celos, inseguridad y comportamientos impulsivos, lo que puede complicar las relaciones cercanas. Una persona con puntuaciones altas en neuroticismo tiende a interpretar los conflictos de manera más negativa y a reaccionar de forma exagerada ante los problemas cotidianos.
Otro conjunto de rasgos importantes a tener en cuenta son los que forman parte de lo que se conoce como la Tríada Oscura de la personalidad: narcisismo, maquiavelismo y psicopatía. Según estudios como el de Paulhus y Williams (2002), estas características pueden ser indicadores claros de conductas manipuladoras, falta de empatía, egocentrismo y comportamientos dañinos hacia los demás. Las personas con altos niveles en estos rasgos pueden parecer encantadoras al principio, pero con el tiempo tienden a mostrar actitudes controladoras, frías o incluso abusivas.
El narcisismo, por ejemplo, se manifiesta en una necesidad excesiva de admiración y una falta de consideración por los sentimientos ajenos. Esto puede generar relaciones muy desequilibradas, donde la otra persona se siente constantemente invalidada o invisible. Por su parte, el maquiavelismo se relaciona con la manipulación emocional y la tendencia a utilizar a los demás como medios para alcanzar fines propios. Finalmente, la psicopatía en un contexto no clínico puede reflejarse en frialdad emocional, insensibilidad y una baja tolerancia a la frustración.
Banderas rojas
La psicología también ha identificado señales conductuales que pueden ser banderas rojas en cualquier tipo de vínculo, como el aislamiento social impuesto, la desvalorización constante, los celos excesivos, la culpabilización, o la falta de respeto a los límites personales. Estos comportamientos, sostenidos en el tiempo, pueden erosionar la autoestima de una persona y aumentar el riesgo de ansiedad, depresión y estrés crónico.
Un estudio publicado en Personality and Individual Differences (Jonason et al., 2015) encontró que las personas con puntajes altos en la Tríada Oscura son más propensas a tener relaciones breves, conflictivas y menos satisfactorias. Esto refuerza la importancia de identificar no solo conductas, sino también los patrones de personalidad que las sustentan.
Reconocer ciertos rasgos de personalidad y comportamientos problemáticos puede ayudarnos a establecer relaciones más saludables y proteger nuestro bienestar emocional. No se trata de juzgar o etiquetar, sino de desarrollar una mirada crítica y compasiva que nos permita vincularnos desde el respeto, la empatía y la salud mental.
Estefanía López Paulín
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