Erik y Lyle Menendez, condenados en 1996 a cadena perpetua por el asesinato de sus padres en Beverly Hills durante 1989, presentarán esta semana sus casos de libertad condicional, el momento más cercano a salir libres desde su sentencia.
Las audiencias se llevarán a cabo por videoconferencia desde el Centro Correccional Richard J. Donovan en San Diego: Erik será evaluado el jueves y Lyle el viernes. Un panel designado por el gobernador de California determinará si representan un “riesgo irrazonable” para la sociedad, considerando su comportamiento en prisión, remordimiento y planes futuros.
En mayo, un juez redujo sus sentencias de cadena perpetua sin derecho a libertad condicional a 50 años, lo que los hizo elegibles por haber cometido el crimen antes de los 26 años. Si la junta aprueba su liberación, el caso pasará a revisión legal por 120 días y luego al gobernador Gavin Newsom, quien tendrá la decisión final.
El caso de los hermanos, que la fiscalía atribuyó a la búsqueda de una herencia millonaria y la defensa a años de abusos, ha sido objeto de documentales y dramatizaciones recientes que reavivaron el interés público.
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