Con la llegada de las bajas temperaturas, mantener la disciplina en el entrenamiento se convierte en un reto tanto físico como mental; por ello, los expertos señalan que el ejercicio en invierno no solo es posible, sino beneficioso para fortalecer el sistema inmunológico con pautas específicas, pero ¿Qué se debe hacer para seguir con los entrenamientos en época decembrina?
Para evitar el impacto del frío extremo, es fundamental aplicar la regla de las tres capas: una prenda técnica que absorba el sudor, una aislante para retener el calor y una capa exterior impermeable o cortavientos. Esto permite regular la temperatura corporal y evitar la hipotermia causada por la humedad acumulada en el cuerpo.
En cuanto a la prevención de lesiones, el calentamiento se vuelve más crítico que nunca. En ambientes fríos, los músculos y articulaciones tienden a estar más rígidos, lo que aumenta el riesgo de desgarros o esguinces. Se recomienda realizar una movilidad articular dinámica dentro de casa o en un lugar protegido antes de salir al exterior.
Asimismo, es vital no descuidar la hidratación y el cuidado de las vías respiratorias; aunque la sensación de sed disminuye, el cuerpo pierde agua a través de la respiración fría, por lo que beber líquidos y utilizar un cuello térmico o «buffer» ayuda a calentar el aire antes de que llegue a los pulmones.

Si el entrenamiento es al aire libre, se deben utilizar prendas con elementos reflectantes, ya que la visibilidad se reduce significativamente en invierno. Por otro lado, si las condiciones climáticas son extremas (nieve o hielo), la mejor opción es trasladar la rutina a interiores, utilizando gimnasios, rodillos para bicicletas o entrenamientos funcionales en casa.
Al finalizar la sesión, es indispensable cambiarse la ropa húmeda de inmediato para evitar un enfriamiento brusco que pueda comprometer la salud del deportista.