
Este viernes, la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió una alarma sobre los posibles impactos del fenómeno climático global El Niño en la salud de las poblaciones latinoamericanas. Según un documento publicado titulado «Análisis de la Situación de Salud Pública», la OMS identifica los riesgos actuales y potenciales para la salud que podrían enfrentar las poblaciones vulnerables debido a las condiciones climáticas extremas.
El Niño, que ha llevado a condiciones de sequía y precipitaciones por debajo de lo normal, amenaza los cultivos en Centroamérica y el norte de Sudamérica. Se espera que las cosechas se vean afectadas, lo que podría resultar en la escasez de alimentos, especialmente para los hogares vulnerables. Los precios de productos básicos como el maíz blanco y el frijol podrían elevarse, limitando el acceso a los alimentos.
El clima seco y cálido proporciona condiciones ideales para la reproducción del mosquito Aedes, responsable de transmitir enfermedades como el dengue, el Zika y el Chikungunya. La acumulación de agua alrededor de los hogares, debido a la necesidad de almacenamiento durante las sequías, crea criaderos para estos mosquitos, aumentando el riesgo de brotes de estas enfermedades.
Las personas mayores, los niños y aquellos con enfermedades crónicas que toman medicamentos diariamente son más susceptibles a las complicaciones médicas durante olas de calor intensas. La escasez de agua también debilita la capacidad de los hogares para hacer frente al aumento de precios, lo que agrava las necesidades humanitarias.
Las perturbaciones en la producción agrícola debido a El Niño podrían repercutir en el precio de los alimentos, la inflación mundial y los resultados económicos.
La OMS advierte que, aunque El Niño y La Niña suelen durar entre nueve y doce meses, esta vez podrían prolongarse durante años, lo que aumenta la incertidumbre sobre la duración y la intensidad del fenómeno. La mayoría de los modelos sugieren que El Niño persistirá al menos hasta finales de 2023, según las observaciones actuales.
Las poblaciones vulnerables en las regiones identificadas, incluyendo el norte de Colombia, Perú, Venezuela, El Salvador, Guatemala, Guyana, Honduras, Nicaragua y Surinam, se enfrentan a un mayor riesgo. La OMS insta a la comunidad internacional y a los gobiernos locales a prepararse y tomar medidas para mitigar estos impactos inminentes en la salud pública y la seguridad alimentaria.
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