El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, afirmó que la normalización de las relaciones con México es una prioridad para su país, aunque señaló que el proceso requiere discreción diplomática. Sus declaraciones se dan en medio de los esfuerzos del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, quien recientemente lamentó el «dolor e injusticias» sufridas por los pueblos originarios durante la Conquista y el periodo colonial.
El distanciamiento inició cuando el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador solicitó al rey Felipe VI y al gobierno español una disculpa por los agravios históricos, petición que no fue atendida. La situación se tensó nuevamente cuando la presidenta Claudia Sheinbaum no invitó al monarca español a su toma de protesta, lo que derivó en que ningún representante oficial de España asistiera al acto.
Pese a este enfriamiento político, Sánchez destacó que la relación económica, cultural y social entre ambos países se ha mantenido sólida. Subrayó, además, la necesidad de reconocer los claroscuros históricos para fortalecer una relación basada en respeto y entendimiento mutuo, recordó el apoyo de México a los exiliados españoles durante la Guerra Civil como ejemplo de vínculos históricos profundos.
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