
Desde tiempos antiguos, el ser humano ha mirado al mar con asombro, reconociéndolo como una fuerza poderosa y misteriosa. Con el avance de la ciencia, esa intuición ancestral ha cobrado fundamentos sólidos: la mayoría de las teorías científicas actuales sostienen que la vida en la Tierra surgió en los océanos. Pero, ¿qué tan cierto es esto? ¿Qué evidencias existen? ¿Y qué significa, realmente, decir que la vida «proviene del mar»?
El origen acuático de la vida
La teoría más aceptada por la comunidad científica es que la vida se originó hace aproximadamente 3,500 millones de años en un ambiente acuoso, muy probablemente en los océanos primitivos del planeta. En ese tiempo, la atmósfera terrestre era muy distinta: no había oxígeno como hoy lo conocemos, y la superficie era azotada por tormentas, actividad volcánica intensa y radiación solar.
En ese entorno hostil, el mar ofrecía protección y condiciones más estables. Según la llamada teoría de la «sopa primordial», los océanos acumulaban compuestos orgánicos simples que, bajo ciertas condiciones (como descargas eléctricas o fuentes hidrotermales submarinas), comenzaron a formar moléculas más complejas. Con el tiempo, estas dieron lugar a estructuras capaces de replicarse: los primeros organismos vivos.
Otra hipótesis complementaria, conocida como la hipótesis de las fuentes hidrotermales, sugiere que la vida podría haber surgido en el fondo del océano, alrededor de chimeneas submarinas ricas en minerales y energía geotérmica. Estos entornos extremos, ricos en compuestos como azufre y metano, podrían haber sido el escenario ideal para las primeras reacciones bioquímicas.
Evidencias biológicas
Los registros fósiles más antiguos que se conocen corresponden a microorganismos marinos, como estromatolitos y cianobacterias. Además, muchas funciones biológicas clave —como la fotosíntesis o la respiración celular— tienen origen en estos organismos acuáticos primitivos.
Incluso el cuerpo humano conserva huellas de este origen marino: el agua salada que forma gran parte de nuestro plasma sanguíneo contiene minerales en proporciones similares a las del mar. Asimismo, en las primeras etapas del desarrollo embrionario, los seres humanos y otros animales atraviesan fases acuáticas que recuerdan la evolución desde organismos marinos.
La evolución hacia la vida terrestre
La vida permaneció en el agua durante miles de millones de años antes de que los primeros organismos comenzaran a colonizar la tierra firme. Este paso fue posible gracias a adaptaciones como la formación de estructuras resistentes a la desecación y la capacidad de respirar aire. Pero aún hoy, la mayoría de las formas de vida del planeta siguen ligadas al agua de manera directa o indirecta.