
Después de los recientes informes de gobierno, San Luis Potosí parece navegar en una especie de burbuja de tranquilidad política que, si uno se detiene a observar, raya en lo milagroso. Mientras que, a nivel nacional, los escándalos de huachicol, las reformas federales, la violencia del narco y otros fenómenos escandalosos parecen devorar titulares y agendas, la entidad potosina mantiene el pulso firme y, sobre todo, en calma.
¿La razón? No es casualidad. Esta aparente paz se debe, en gran medida, a la convivencia, y a veces a la conveniencia, de las distintas fuerzas políticas locales. En los últimos días, los actores clave han demostrado que sí pueden respetarse mutuamente y, más aún, trabajar al margen de los intereses personales o de grupos políticos específicos. Algo que, si se analiza, no deja de ser un pequeño prodigio en estos tiempos.
Los ejemplos abundan y son reveladores. La reciente y sorpresiva reunión del gobernador Ricardo Gallardo con el alcalde capitalino Enrique Galindo y el presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado, Héctor Serrano, donde fumaron la pipa de la paz, no fue un gesto decorativo, fue la señal de que la madurez puede imponerse sobre los antiguos rencores.
Poco después, Sara Rocha, presidenta de la Directiva del Congreso y presidenta estatal del PRI, se sentó con el alcalde Galindo tras meses de tensión, dejando claro que los capítulos pasados no necesariamente definen los siguientes. Es cierto, en este tema, mucho tuvo que ver Alejandro Moreno, pero funcionó y dio buen resultado. En fin, por si hiciera falta, ayer, el propio Gallardo asistió al Informe de Gobierno de Galindo, un acto público que más que cortesía, parece un manifiesto de cordura política y que habla de la voluntad que los principales actores políticos del Potosí están mostrando para trabajar por la gente ¡Vaya que hace falta!
En suma, San Luis Potosí está experimentando una especie de edad de oro de la prudencia y la cooperación, donde los caprichos infantiles ceden ante la conveniencia del buen juicio. Si la política nacional sigue desbordándose en escándalos, aquí, en San Luis Potosí, podemos decir con un leve sarcasmo, pero con orgullo: en nuestra casa, la paz no sólo es posible, sino que se practica con elegancia. Y, créanlo o no, hasta con un toque de picardía.
Cavilaciones:
Primera: Conchalupe Nava, heredera de la autoridad moral del navismo, estuvo ayer en el informe del presidente municipal, Enrique Galindo. Discreta, amablemente atendía a quien la abordaba. En todo momento la acompañó y resguardó el doctor, Amado Vega Robledo, amigo personal de su difunto esposo, el exgobernador Horacio Sánchez. Conchalupe no tiene que lanzar diatribas ni consignas, ella porta con elegancia el legado de su padre, el doctor Salvador Nava, y así, todos la notan ¡Miau!
Segunda: El ataque a dos antros del centro de la capital potosina (Glitter y la Terraza) es de preocupar. En el primer caso, el episodio dejó como saldo una persona sin vida. En el segundo, el agresor es un parroquiano que no pudo ingresar al lugar y, molesto, volvió más tarde para detonar un arma. Versiones policiacas aseguran que el tipo que disparó un arma contra los asistentes a La Terraza es conocido por disparar armas de fuego muy seguido en los bares del Centro ¿Apoco nadie se ha dado cuenta? Gobernación, Seguridad Pública, Guardia Civil. Este felino les dice: “Otro hueso con ese perro”.
Tercera: El exfiscal y exsecretario de Seguridad, José Luis Ruiz Contreras, reapareció en el informe del presidente municipal de Soledad, Juan Manuel Navarro. En entrevista, dijo que espera regresar muy pronto al servicio público. De que es eficiente, lo es. Sólo hay que espera para ver a quién quitan para ponerlo ¡Grrr!