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Elucubraciones: El sarampión y la negligencia

Por El Gato Filósofo

Parece una broma cruel del destino, o una consecuencia lógica de la indiferencia, que, en pleno 2025, San Luis Potosí vuelva a registrar casos de sarampión, una enfermedad que hace apenas unos años figuraba en los libros de historia como un logro sanitario del siglo pasado. Hoy, sin embargo, el virus está de vuelta y, lo que es peor, encuentra un terreno fértil; niños sin vacunar, adultos desinformados y autoridades que se enteraron tarde de que la salud pública no se mantiene sola.

El dato es contundente a nivel nacional, son miles de casos, mientras que se reportan seis confirmados en territorio potosino a los que se suma más de un centenar sospechosos. No es una cifra que alarme por volumen, sino por lo que revela; un sistema de salud que no previno, que reaccionó tarde y que parece más interesado en las conferencias y los cortes de listón que en aplicar vacunas a tiempo. Porque sí, las dosis empezaron a aplicarse, pero después del brote. Es como tapar el pozo cuando el virus ya se fue de paseo por la colonia.

Durante años, México presumió estar libre de sarampión endémico. Las generaciones nacidas en los noventa y dos mil crecieron sin conocerlo, sin verlo, sin temerle. Y ahora, la ironía, muchos de esos jóvenes padres no saben cómo proteger a sus hijos porque nadie les habló de eso, porque el sistema de salud, ocupado en sobrevivir presupuestalmente, dejó de hacer campañas, porque los anuncios de prevención se convirtieron en recuerdos borrosos entre tanto informe triunfalista. Hoy pagamos el costo de esa amnesia colectiva.

La Secretaría de Salud estatal asegura haber aplicado más de 100 mil vacunas en lo que va del año. Suena bien en el boletín, pero ¿dónde estaban esas dosis hace seis meses, cuando ya se encendían las alertas en Chihuahua y Sonora? ¿Dónde estuvo la estrategia preventiva, la vigilancia activa, la campaña informativa? Es difícil entender cómo una enfermedad con vacuna gratuita logra propagarse, a menos que la indiferencia institucional sea más contagiosa que el propio virus.

El sarampión no es un resfriado. Puede matar. Y que vuelva a circular en San Luis Potosí por falta de previsión, de campañas y de responsabilidad debería avergonzar a quienes juraron proteger la salud pública. En fin, aquí seguimos, contando casos, improvisando brigadas y publicando comunicados llenos de optimismo burocrático. Mientras tanto, los niños siguen sin vacuna y el virus sigue encontrando puertas abiertas. Tal vez el verdadero brote no sea de sarampión, sino de negligencia. Y de eso, tristemente, no hay inmunidad posible.

Cavilaciones:

Primera: Según la secretaria de Salud de San Luis Potosí, Leticia Gómez Ordaz, se ha concluido la transferencia de 218 hospitales y unidades médicas al Gobierno Federal. El responsable del manejo de toda esa infraestructura recae ahora en el doctor Daniel Acosta Díaz de León que, por cierto, tiene puras malas notas: No hay médicos, no hay medicamentos, no hay quien responda por la falta de servicios y con la famosa transferencia, el otrora laureado Hospital Central está convertido en un costoso elefante blanco o lo que es lo mismo; sirve para nadita, la cosa ¡Miau!

Segunda: La ampliación de la carretera Zaragoza-Rioverde que, ayer, anunció el gobernador Ricardo Gallardo, con una inversión de más de 200 millones de pesos, permitirá tener una vía alterna que alivie el gran tráfico de la carretera 57 y la conexión que luego se hace con la carísima autopista San Luis-Rioverde.

Tercera: El presidente municipal de Venado, José Reyes Martínez Rojas, «Reyitos», traen entre ceja y ceja convertir en Pueblo Mágico su municipio ¡Que se haga! Este felino cree que lo va a lograr.

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