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Elucubraciones: Pozos y la lucha por el poder

Por El Gato Filósofo

Por más que intenten disfrazarlo de “decisión personal”, la renuncia de María Teresa Rivera Acevedo a la presidencia del Concejo Municipal de Villa de Pozos es un episodio más de la guerra silenciosa, pero encarnizada, que desde hace tiempo fractura las entrañas del Gallardismo. Detrás de esa dimisión no hay motivos de salud ni razones personales, sino el choque de dos trenes que avanzan sobre la misma vía: Nacho Segura y Lupe Torres.

Desde su creación, el nuevo municipio de Villa de Pozos se convirtió en un territorio simbólico; el primer ensayo del gobierno gallardista y, por tanto, el laboratorio político de su futuro, sin embargo, ese proyecto nació cercado por intereses y protagonismos. A Tere Rivera la rodearon de personajes poco edificantes, entre ellos René Oyarvide (o Maribel Lemoine, aunque no es del mismo grupo), más conocido por la grilla que por el trabajo. En ese entorno enrarecido, Rivera se fue quedando sola, víctima de una pugna que no era suya.

Está de más decir que el verdadero pleito no se libraba en Pozos, sino en la cúpula verde. Nacho Segura, dirigente estatal del PVEM y fundador del movimiento que llevó al poder a Ricardo Gallardo, es el hombre que mejor conoce las estructuras, la operación territorial y el pulso del gallardismo en las colonias. Su capital no está en los cargos, sino en la lealtad que ha tejido durante años. Lupe Torres, secretario general de Gobierno, llegó después, recomendado por Cándido Ochoa, y se ganó un espacio cerca del gobernador, pero mientras Nacho suma en tierra, Lupe acumula posiciones en el escritorio.

Esa diferencia marca el conflicto. Lupe Torres no tolera que nadie brille más que él y su estrategia ha sido ocupar espacios de poder: el IFSE, la Fiscalía, el Poder Judicial… los garrotes del gobierno, no los instrumentos de popularidad. En cambio, Nacho Segura entiende que el gallardismo es una carrera de resistencia, no de fuerza. Que el verdadero poder está en las estructuras y no en los cargos efímeros. Por eso, mientras Lupe Torres presume posiciones, Nacho conserva algo más importante; la confianza del gobernador.

En las elecciones de 2024, la diferencia se notó. Nacho ganó casi todo lo que se le encomendó; Lupe perdió el Altiplano. Uno tiene el control político, el otro, el administrativo, pero el poder real, ese que no se ve, que se mide en resultados y respaldo popular, está del lado de quien sabe esperar.

Y en esta lógica, la renuncia de Tere Rivera fue un movimiento táctico en esa guerra fría. Lupe Torres creyó que al sacarla cortaba un brazo a Nacho Segura y a Juan Manuel Navarro, otro de los operadores históricos del gallardismo, ero el cálculo podría salirle caro: Patricia Aradillas, quien suena para sustituir a Rivera, es de su gente, sí, pero tiene proyecto propio y ambiciones personales. En política, como se dice con sabiduría de campo, a veces ganando pierdes y perdiendo ganas.

Villa de Pozos es hoy el espejo de esa disputa, un municipio que busca consolidar su identidad, pero que se ve atrapado en una lucha por el control interno del gallardismo. Si el poder se sigue midiendo en cuotas y no en resultados, el experimento puede terminar siendo el ejemplo perfecto de cómo el exceso de ambición puede arruinar un proyecto que prometía trascender. En el tablero del poder potosino, cada movimiento tiene un costo. Veremos a quién favorece la suerte.

Cavilaciones:

Primera: El presidente municipal de Catorce, Javier Sandoval, mejor conocido como «El Viejito Verde» o «El Gudy», anunció desde Querétaro que va a construir un San Francisco de Asís de 10 metros de altura en el Cerro del Orégano con una explanada con vista al Pueblo Mágico. Este felino estima que el edil se pasó por el arco del triunfo las recomendaciones del Instituto de Fiscalización. Así pasa cuando sucede.

Segunda: Muy mal los diputados panistas Rubpen Guajardo, Mireya Vancini y Marcelino Rivera. Ya no disimulan. Dejan fuera de toda acción de la escuálida bancada a Aranzazú Puente. Conocidos por corruptos y traidores, los legisladores albiazules están tan aferrados a la ubre y tan acostumbrados a los privilegios que son capaces de vender a sus madres con tal de que la dirigente estatal del partido, la senadora, Vero Rodríguez, les mantenga sus aspiraciones rumbo al 2027. Con esos bueyes le toca arar a Acción Nacional y no quiere de otros ¡Grrrr!

Tercera: Si Claudia Sheinbaun piensa que tiene en su puño a los militares, pues diremos que los tiene, pero bien enojados. Resulta que a los militares retirados les quitaron casi todos los beneficios, no les dan el aumento, por cierto, miserable a las pensiones que corresponden a las viudas cuyos esposos mueren en cumplimento de su deber. Ahora, sólo reciben el 50 por ciento de dicha prerrogativa. Buscando una vía de diálogo, algunos afectados llegaron al diputado local de Morena, el pendenciero, Carlos Arreola, quien los atendió con prepotencia y desprecio y les dijo que a la presidenta Claudia Sheinbaum no le importa una minoría inconforme. No, si el que nace para maceta, no pasará jamás del corredor ¡Miau!

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