SLP Titulares

Elucubraciones: La Uni y los recortes

Por El Gato Filósofo

Hay recortes que se anuncian con tijeras y otros que se disfrazan de ajustes técnicos. El de la UASLP para 2026 pertenece a la segunda categoría; no hace ruido inmediato, pero deja heridas profundas porque, mientras en los discursos oficiales se jura, con la mano en el corazón y el micrófono abierto, que la educación es prioridad nacional, en los hechos, las universidades públicas siguen aprendiendo a sobrevivir con menos.

El caso de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí no es una excepción, es un síntoma. El recorte de 186 millones de pesos aprobado por el Congreso del Estado exhibe, sin mucho esfuerzo, la realidad que viven las instituciones educativas en todo México: la educación es prioridad, siempre y cuando no estorbe al presupuesto. Y eso, dicho con elegancia, es una contradicción estructural.

Para 2026, el panorama no sólo es cuesta arriba, sino resbaloso. Con una aportación estatal reducida, una dependencia creciente de recursos federales y una presión cada vez mayor para que la universidad se autosostenga, la UASLP ya puso sobre la mesa lo impensable hace algunos años; reducir grupos, recortar horas clase y eliminar programas académicos. No por capricho, sino por simple aritmética.

Aquí, conviene detenerse un momento. Cuando una universidad pública habla de cerrar programas o disminuir grupos, no está hablando de números abstractos, está hablando de jóvenes que se quedan sin lugar, de docentes precarizados y de regiones que pierden su principal motor de desarrollo.

El contraste con el discurso federal es inevitable. Desde Palacio Nacional se insiste en que nunca antes se había apoyado tanto a la educación, pero eso sólo es cierto en el discurso, porque en el terreno real, el de las aulas y los laboratorios, las universidades siguen haciendo malabares financieros para no colapsar. La UASLP no es víctima de una coyuntura local, sino reflejo de una política nacional que presume inversión mientras normaliza el recorte.

En medio de este escenario aparece una figura incómoda para muchos: el rector Alejandro Zermeño. Se le puede criticar el estilo, las formas o las decisiones, pero hay algo que no se le puede regatear; sigue de pie. Contra el viento presupuestal, contra el oleaje político y, para colmo, contra el fuego amigo, porque sí, no deja de ser irónico que parte de la turbulencia interna provenga desde la propia oficina jurídica de la Universidad, donde la abogada general, Urenda Navarro, parece más interesada en abrir frentes que en cerrarlos.

Aun así, Zermeño resiste. Y resistir, en estos tiempos, ya es un acto político. Mientras otros rectores optan por el silencio cómodo o la diplomacia extrema, en San Luis Potosí, la rectoría ha decidido llamar a las cosas por su nombre: con menos dinero no se puede hacer más universidad. Tan simple y tan incómodo como eso.

El Congreso del Estado niega revancha, los diputados hablan de responsabilidad fiscal y el discurso oficial se llena de tecnicismos, pero al final del día, el resultado es el mismo, una universidad pública obligada a recortar para sobrevivir, mientras el país sigue presumiendo que apuesta por el conocimiento.

La pregunta no es si la UASLP podrá aguantar el 2026. Probablemente lo hará, como lo ha hecho otras veces, a fuerza de ajustes, creatividad y sacrificios internos. La pregunta de fondo es otra: ¿cuánto más puede resistir el sistema de educación superior mexicano antes de que el discurso se quede definitivamente solo, sin aulas que lo respalden?

Porque una cosa es decir que la educación es prioridad, y otra muy distinta es demostrarlo cuando llega la hora de repartir el presupuesto.

Cavilaciones:

Primera: Mucho ruido y pocas nueces, en eso quedó la Feria Regional de Matehuala. Pobre en todos los sentidos, organización, elenco, instalaciones. Eso sí, se pasaron con el cobro de 30 mil pesos por la renta de espacios comerciales de tres por dos metros. Diría mi abuela gatuna: los organizadores creen que la gente está sellando dinero ¡Miau!

Segunda: No es broma; la influenza H3N2, también conocida como «Súper Gripe» está pegando fuerte. Si pueden, acudan a vacunarse porque más vale prevenir que lamentar.  El biológico se aplica en casi todos los centros de salud, así que no hay pretexto.

Tercera: La desaparición de los OPLES (organismos locales electorales) está más que cantada. La iniciativa de reforma electoral que tiene en el horno la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, contiene el funeral y entierro de los organismos con el pretexto de que duplican labores que hace el INE. No saben en la que se meten, pero a los morenistas no les importa chipote con sangre, sea chico o sea grande.

Botón volver arriba