
El ataque armado contra el bar Glitter, en plena avenida Venustiano Carranza, sacudió la rutina nocturna de San Luis Potosí. La noche del 23 de septiembre, disparos rompieron la música, sembraron el pánico entre clientes y trabajadores, y dejaron como saldo a un par de personas heridas. Minutos después, el lugar fue clausurado, como marca el protocolo en estos casos.
Más allá de la clausura o del operativo de emergencia, el hecho en sí mismo exhibe un punto crítico; la vulnerabilidad de la vida nocturna potosina. Cuando un ataque ocurre en un sitio tan visible y concurrido como Carranza, el golpe no es sólo al establecimiento, sino al ambiente entero de diversión, turismo y convivencia que la capital presume.
Los efectos pueden sentirse en distintos niveles. La economía nocturna sufrirá. Muchos clientes, por simple miedo, evitarán salir a bares y antros, lo que reducirá ingresos para empresarios, meseros, músicos y toda la cadena de servicios que depende de la vida nocturna. El turismo resentirá el impacto. San Luis Potosí se ha posicionado como un destino cultural y de esparcimiento, pero hechos así erosionan esa imagen y pueden disuadir a visitantes.
La cultura juvenil también se verá golpeada. La noche es un espacio de libertad, de encuentro y de identidad para los jóvenes; cuando se tiñe de miedo, se cierran oportunidades de convivencia.
El caso de Glitter no puede entenderse sólo como una anécdota violenta. Es, más bien, un parteaguas que obligará a replantear cómo se vive la noche en San Luis Potosí. La pregunta no es únicamente si los bares reabrirán o si los clientes regresarán. La verdadera interrogante es si la ciudad podrá recuperar la confianza para habitar sus espacios de diversión sin el fantasma del miedo.
En el corto plazo, lo que viene es claro; puertas cerradas, mesas vacías y una clientela que optará por quedarse en casa. En el largo, si no se reconstruye la confianza, la noche potosina podría apagarse, dejando un vacío cultural y económico difícil de llenar.
El ataque al Glitter fue una tragedia, pero también es una advertencia; la noche de San Luis Potosí no es invulnerable y, para que vuelva a brillar, se necesita algo más que música y luces, se necesita recuperar la certeza de que salir a divertirse no se paga con la vida.
Cavilaciones:
Primera: El expresidente Vicente Fox y el dirigente nacional del PRI, Alejandro «Alito» Moreno, son los invitados especiales al Primer Informe del alcalde de San Luis Potosí, Enrique Galindo Ceballos. Ambos andan con la espada desenvainada contra Morena y los dos pisos de la Cuatroté ¡La cosa está que arde!
Segunda: Este día, en Tamazunchale, el gobernador Ricardo Gallardo ofrece un informe por su cuarto año de gestión. La Huasteca es una de las regiones más beneficiadas durante el Gallardato. Dicen, los que saben, que tal vez el gobernador se lleve al cantante Julión Álvarez para que se dé un baño de pueblo ¡Miau!
Tercera: El que mucho abarca, poco aprieta. Tal es el caso de la senadora potosina Vero Rodríguez que, además, es dirigente estatal del PAN y representante del partido ante el INE. Obviamente, incumple con las tareas y eso está provocando molestia en la dirigencia nacional que busca reemplazarla en el cargo. Se le conoce de todo a la panista, pero no se sabía, hasta ahora, que era irresponsable.