
La Feria Nacional Potosina (FENAPO) volvió a convertirse en el centro de la atención pública, no sólo por la asistencia multitudinaria que registra todos los días, ni por la derrama económica que genera, sino por el caos desatado a raíz de las protestas contra el presunto maltrato animal en sus instalaciones.
Lo que en principio pudo sonar como una genuina exigencia social para garantizar mejores condiciones a favor de los animales que participan en la feria, rápidamente se transformó en un escenario enrarecido, con consignas cargadas de tintes políticos y acusaciones que apuntan a que detrás de este activismo “espontáneo” existe más cálculo que convicción.
Las versiones que circulan con insistencia señalan que la presidenta estatal del PAN, Verónica Rodríguez, junto con la regidora capitalina, Maritza Jenith Vázquez, son quienes han impulsado esta cruzada que, más que defender a los animalitos, ha buscado desestabilizar el magno evento. No sería la primera vez que la oposición intenta golpear al Gobierno del Estado utilizando banderas sensibles para la ciudadanía. La diferencia es que, en este caso, se valieron de un tema legítimo y delicado: el cuidado animal.
El problema es que, con tanto ruido político, la discusión pública terminó por enlodarse. Entre acusaciones, filtraciones y desmentidos, lo que pudo ser un diálogo serio sobre el bienestar de los animales se convirtió en un ring de declaraciones. Quienes genuinamente luchan por los derechos de los seres vivos quedaron opacados por la sospecha de que, en el fondo, se trataba de una maniobra electoral más.
Paradójicamente, y pese a la intromisión política, hay un punto positivo que no debe pasarse por alto y ese es que la presión mediática y social obligó a los organizadores de la FENAPO a revisar sus protocolos, atender denuncias y reforzar medidas para mejorar las condiciones en que se encuentran los animales. Si bien, el trasfondo pudo estar manchado por intereses partidistas, al final los grandes beneficiados fueron justamente los seres más vulnerables; los animales.
La FENAPO seguirá siendo un escaparate de lo mejor y lo peor de San Luis Potosí. Lo mejor, porque representa orgullo, cultura, tradición y crecimiento económico. Lo peor, porque nos recuerda que la política, incluso en su versión más ruin, es capaz de instrumentalizar cualquier causa con tal de generar caos. Ojalá que, entre tanto escándalo, prevalezca lo esencial y que los animalitos vivan dignamente, más allá de las estrategias de guerra sucia.
Cavilaciones:
Primera: Fue tal la convocatoria del cantante Don Omar, que la capital potosina sufrió un colapso vial. El mismísimo gobernador, Ricardo Gallardo, se quedó atrapado en el tráfico y no le quedo de otra más que aguantar. El concierto de anoche representa, sin duda, el evento con más asistentes a la FENAPO 2025, superando con mucho al polémico Marilyn Manson.
Segunda: El Museo Laberinto de las Ciencias y las Artes está por cumplir 17 años. Se trata de la institución cultural con mejor manejo. Ha resistido recortes presupuestales, secretarios de Cultura ignorantes y muchas calamidades. El éxito se debe a que el equipo que soporta la labor institucional es leal, disciplinado y conoce el ámbito de desempeño. Este felino hará un recorrido por esos tejados. Esperen noticias ¡Miau!
Tercera: El diputado federal Juan Carlos Valladares estuvo en Matehuala invitado por la COPARMEX. Ofreció una charla a empresarios de la región y aprovechó para dejarse querer. Fotos y más fotos. Parece candidato ¡Grrr!