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Elucubraciones: La doble cara de Morena

Por El Gato Filósofo

En San Luis Potosí, se aprobó hace unos días la llamada Ley Gobernadora y, como suele ocurrir cuando una reforma incomoda, el primer reflejo fue buscar a quién colgarle el milagrito. El señalamiento inmediato apuntó al Partido Verde, como si la iniciativa hubiera brotado de un escritorio partidista con dedicatoria incluida, sin embargo, el dato que muchos prefieren pasar por alto es elemental: la propuesta no nació en el Verde (al menos, no de forma oficial), sino en el Consejo Estatal Electoral y de Participación Ciudadana (CEEPAC), el órgano que, en teoría, tiene la encomienda de velar por los principios constitucionales de equidad y paridad en cuestiones democráticas.

Los matices, como bien se sabe, estorban cuando se trata de construir relatos políticos. La reforma avanzó entre votos a favor y rechazos previsibles. Algunos panistas levantaron la mano en contra, fieles a su tradición de incomodidad frente a los cambios que alteran el statu quo. Nada nuevo ahí. Lo verdaderamente interesante fue la postura de Morena, que decidió colocarse en la cómoda tribuna de la pureza ideológica; acusó, descalificó y aseguró que no podía apoyar la iniciativa porque “no coincide con sus ideales”.

Morena, el partido que ha hecho de la paridad de género una bandera nacional, descubrió súbitamente, en San Luis Potosí, que imponer reglas para garantizar que las mujeres accedan a cargos relevantes resulta problemático, sospechoso e incluso contrario a sus principios. De pronto, la paridad dejó de ser una conquista histórica para convertirse, según su narrativa local, en una imposición inadmisible. Una revelación ideológica tan súbita como conveniente.

El discurso fue claro: Morena no quiere saber nada de una reforma que establezca que en 2027 la gubernatura sea exclusivamente para mujeres. Se lavó las manos, se desmarcó del dictamen y se presentó como defensor de una supuesta democracia ultrajada. Hasta ahí, el guion parecía coherente, si no fuera porque el mismo partido está impulsando exactamente lo mismo en otros estados.

El caso de Hidalgo resulta particularmente ilustrativo. Ahí, Morena promueve una iniciativa casi idéntica, con el mismo argumento que en San Luis Potosí; la necesidad de garantizar la paridad de género en el Poder Ejecutivo, pero curiosamente, en Hidalgo, la paridad no es imposición, es avance.

En este contexto, Morena ha optado por una versión más sofisticada de la política; la paridad a conveniencia. Donde suma, se defiende con fervor. Donde incomoda alianzas, cálculos o escenarios internos, se cuestiona con solemnidad moral. Un doble discurso tan pulido que casi parece doctrina.

La ironía es evidente; el partido que presume coherencia ideológica y superioridad ética termina atrapado en su propio espejo. En San Luis Potosí, Morena se presenta como ajeno a una reforma que busca que una mujer encabece el Ejecutivo estatal; en otros estados, se erige como su principal promotor. Aquí se deslinda, allá se aplaude. Aquí acusa, allá legisla.

La Ley Gobernadora puede ser debatible, perfectible y hasta impugnable. Lo que resulta mucho más difícil de defender es la incongruencia. Porque la paridad no puede ser un argumento selectivo ni una coartada política. O se cree en ella como principio transformador, o se la usa como discurso decorativo según convenga.

Esta vez, el doble discurso quedó documentado. San Luis Potosí no sólo discute una reforma electoral. Está exhibiendo, de nuevo, cómo algunos partidos predican igualdad mientras practican conveniencia. Y eso, más que cualquier ley, es lo verdaderamente preocupante.

Por cierto, les aclaro que yo sigo en contra de esta ley, porque creo que las mujeres, aquí, en Hidalgo, en China y en Narnia, no necesitan leyes a modo para quitarles del camino a los hombres, pero esa es un tema del que ya les he hablado. Al final, sigo creyendo que esta ley viene palomeada por las altas esferas de la política nacional en las que, desde luego, Morena aparece en primera fila.

Cavilaciones:

Primera: La Maga, Lizbeth Ovalle, ganó el premio al mejor gol por «El Camaroncín», una anotación espectacular que realizó tras un pase de la española Jeni Hermoso. La jugadora de Tigres es la única mexicana que ha ganado ese reconocimiento de la FIFA. Es chingona, es mujer y no necesita leyes ad hoc ¡Miau!

Segunda: Con la entrada en vigor de la CURP biométrica, el IMSS ya comenzó a notificar a los pensionados y jubilados para que acudan a registrar sus huellas faciales. Diría el Buky ¿A dónde vamos a parar?

Tercera: Dicen que, en Villa de Reyes, hay un pleitazo entre el otrora muy poderoso Alfredo Téllez, la tesorera y mandamás del Ayuntamiento, Rosa Carrillo, y el presidente municipal, Ismael Hernández. Por si fuera poco, parece que Téllez volvió a caer de la gracia del gobernador, así que el final de ese grupo que se apoderó del municipio más rico de San Luis Potosí es de pronóstico reservado.

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