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Elucubraciones: Cruz Roja en agonía

Por El Gato Filósofo

La Cruz Roja Mexicana, institución que por décadas fue símbolo de auxilio, humanidad y entrega, hoy parece más un hospital en terapia intensiva que un organismo de rescate. Y lo peor, su enfermedad no es culpa de la falta de recursos, sino del mal manejo, la indiferencia y la torpeza de quienes juraron cuidarla.

Lo que recientemente se denunció en Tamuín, con ambulancias descompuestas, transmisiones rotas, choferes despedidos y servicios suspendidos, no es una anécdota local, es el síntoma de un colapso que se ha extendido por toda la geografía potosina. En la Huasteca, en la Zona Media, en Matehuala y hasta en la zona metropolitana, la historia se repite con preocupante precisión; bases cerradas, turnos cancelados, personal harto y unidades que sólo sirven para decorar el patio de las delegaciones.

Y si lo operativo da pena, lo académico da vergüenza. El Centro Universitario de la Cruz Roja, aquel que en su momento fue referente de formación y compromiso humanitario, hoy es una caricatura de sí mismo. Se ha convertido en un vil negocio con apariencia de escuela, un sitio donde lo que menos importa es la enseñanza. Los alumnos, que antes presumían orgullo de pertenecer a una institución seria, ahora cargan con el peso de estudiar en un plantel sin credibilidad, sin validez y sin rumbo.

Curioso, mientras la institución se desmorona, el delegado estatal, Jesús Ernesto de la Maza Jiménez, sigue en lo suyo; nada. Bajo su mando, la Cruz Roja en San Luis Potosí ha tocado fondo. Las bases sin recursos, los recortes de personal, las denuncias de corrupción y el abandono generalizado lo confirman. La gestión de De la Maza ha sido tan desastrosa que uno se pregunta si su objetivo era salvar a la Cruz Roja o terminar de enterrarla. No hay gestión, no hay liderazgo, no hay capacidad. Pero eso sí, hay silencio, declaraciones tibias y un desprecio monumental por la gente que sostiene a la institución con su trabajo y sus donativos.

Resulta muy lamentable cómo una organización creada para salvar vidas muere lentamente por falta de atención. Ambulancias descompuestas, paramédicos desempleados, turnos cancelados, estudiantes defraudados… Todo en una entidad donde los accidentes, la marginación y la necesidad de auxilio son parte cotidiana de la vida.

San Luis Potosí no puede quedarse sin Cruz Roja, aunque sus dirigentes actuales parezcan empeñados en lograrlo. Urge que la sede nacional intervenga, que se audite, que se depure, que se nombre a alguien con sentido común y algo de vocación. Porque si algo ha quedado claro es que la Cruz Roja local dejó de pertenecerle a la ciudadanía para convertirse en botín de unos cuantos incapaces.

Cavilaciones:

Primera: Ayer, en Nuevo León, se registró un nuevo caso de gusano barrenador del ganado. Si bien, el reporte sanitario asegura que las larvas estaban muertas, el caso debe poner en alerta a las autoridades en San Luis Potosí, donde el titular de la Secretaría de Agricultura, Jorge Luis Díaz Salinas, no hace más que cobrar puntualmente su quincena y tomarse fotos para las redes sociales.

Segunda: A partir de mañana, el huracán Priscila pegará fuerte en territorio nacional. Por lo pronto, anoche comenzó a llover en la Huasteca. La lluvia trae, sin duda, cosas buenas, pero hay que habilitar albergues por si se ofrece ¡Miau!

Tercera: Ayer, comenzó el comenzó la encuesta intercensal que permitirá saber cómo vivimos los mexicanos. Se supone que el personal del INEGI andará debidamente identificado y blindado. Colaboremos con ellos y procuremos cuidar a todos los muchachos que trabajaran en este esfuerzo.

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