
Hay dos cosas que me sorprenden enormemente de la reciente visita de la presidenta Claudia Sheinbaum a San Luis Potosí; la primera de ellas es que, por primera vez, no se agarraron a golpes los morenistas contra los verdes en un intento por ganarse el cariño presidencial. La segunda, y es de lo que les quiero hablar, la manera en que los morenistas que se han tergiversado el poder que creen tener para convertir este tipo de eventos en una especie de fiesta privada a la que, con total elitismo y desprecio, sólo permiten el acceso a unos cuantos.
La gente afín a Morena y los funcionarios públicos que han emanado de este partido no han terminado de comprender lo que significa tener la Presidencia de la República, de ahí que se nieguen a reconocer la realidad que vive México, que crean que todo es bonito y que todo aquello que se señala como una oportunidad para mejorar termine siendo catalogado como un intento neoliberal o prianista para desestabilizar al país. Nada más ridículo y absurdo que esto.
Lo ocurrido en Villa Hidalgo fue una muestra de lo excluyente que pueden ser los morenistas o cualquier persona que crea que el poder que tiene le será eterno (que, en este caso, es lo mismo). Con toda comodidad, plácida en su máximo esplendor, Rita Ozalia Rodríguez, la dirigente estatal de Morena, se pavoneaba en las primeras filas frente al escenario. Ella ya tenía su lugar asegurado.
Quienes no lograban entrar, a pesar de ser perfiles que deberían ser tomados en cuenta por una u otra razón, eran diputados federales, senadores, alcaldes, activistas, ciudadanos y muchos, muchos más. La logística que implementaron era contundente, aunque no queda clara la manera en que se diseñó, pues varios de su mismo grupo quedaron fuera.
Morena, no un gobierno, sino un partido político, se adueñó de un evento que tendría que ser público y de puertas abiertas. Su gente, se convirtió en cadeneros o perros de custodia que no dejaron pasar o acercarse a muchos que lo intentaron… y eso que mucho se presumió que la invitación era para todo el pueblo.
Los guindas confirmaron que hay varios tipos de «pueblo» y, claramente, no todos encajan ni son bienvenidos en su proyecto.
Cavilaciones:
Primera: Ayer, llovió en la Zona Huasteca y eso traerá un poco de alivio tras jornadas de intenso calor. Hacía falta la precipitación, así que, por donde quiera que se le vea, es una bendición de Dios.
Segunda: Rumorean en la Huasteca que el tanquianero de Tanquián, el empresario que quiere ser político, Gerardo Sánchez, volverá esta semana a las declaraciones tronantes, sólo que, ahora, cambiará de destinatario.
Tercera: Toluca es campeón ¡Miau!